Hay miles de historias de animalitos rescatados. Sin embargo, todas y cada una de ellas tienen una particularidad que se gana hasta el corazón de los más amargados. Como es el caso de una joven argentina que se encontró a un gato muy particular en la provincia de Tucumán, en Argentina.
Parecía un tierno y dulce gatito amarillo
Esta joven y su hermano, que se encontraban de pesca mientras paseaban por el bosque, escucharon un sonido que provenía de una cueva.
Era una especie de piar o canto de pájaros. Cuando se acercaron pudieron darse cuenta de lo que se trataba: eran dos cachorritos que se amamantaban de lo que parecía ser su madre sin vida.
La joven decidió ayudar a los pequeños huerfanitos, a uno lo bautizó Dani y al otro Tito. Ambos se veían visiblemente afectados por estar allí sin la atención de su mamá. Una semana más tarde, Dani también se despidió, pues su salud estaba muy quebrantada.
Tito fue el guerrero que logró sobrevivir gracias a las atenciones que le brindó Florencia
Conforme pasaban las semanas seguía creciendo hermoso y juguetón. Pero algo estaba raro, aunque Tito tenía los típicos rasgos felinos, algo no encajaba. Tenía bigotes de gato, ojos de gato, hasta orejas de gato, ¡pero no era gato!
¡Se trataba nada más y nada menos que de un yaguarundí salvaje!
Así es, Tito es una especie felina, llamada yaguarundí o gato moro (Herpailurus yagouaroundi), una hermosa especie que habita gran parte del continente americano entre el sur de la Argentina hasta el sureste de México.
El yaguarundí, referido por la CONABIO como jaguarundi, jaju, onza, leoncillo o león breñero, es una especie perteneciente a la familia Felidae
La joven se dio cuenta porque tras consultar con varios veterinarios fue remitida con la Fundación Argentina de Rescate Animal (FARA), quienes le sacaron de la duda y además, le sugirieron que debía estar en un lugar más acorde a su especie.
Los voluntarios de la ONG junto a la joven que lo crió pensando que era un gatito
Afortunadamente, según el presidente de la FARA, Hernán Rodríguez, Tito se encontraba en muy buen estado de salud.
Tras curarle una pequeña herida en una de sus patas, Tito fue trasladado a la Reserva Experimental Horco Molle, un santuario de especie salvajes en donde tras un proceso de reinserción, volverá a vivir en su estado natural.
“Qué hermoso animal, esas fotografías están espectaculares. Sus ojos, su rostro es muy expresivo. Un ejemplar lleno de belleza, sin duda”, mencionó emocionada una internauta.
Tito tuvo mucha suerte y ahora podrá recorrer con total libertad en su hábitat natural. Seguramente su mamá adoptiva lo va a extrañar bastante, pero estará mucho más tranquila de que su pequeño pueda crecer seguro y feliz en el lugar al que pertenece.
¡Las sorpresas del destino son increíbles! ¿Qué sería de este pequeñito si ese día Florencia no decidía tomar ese camino por el bosque?
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