La belleza de la naturaleza no debería ser eclipsada por nada, muchos menos por la maldad e inconsciencia humana que no deja de dejarnos sin habla, preguntándonos si aún es posible soñar con un mundo mejor.
Tristemente, un terrible suceso aconteció en la playa de Guriri, en São Mateus, Brasil. Fueron casi 90 tortugas bebé, de la especie boba, las que perdieron la vida inesperadamente después de que un automóvil pasara por encima de su nido sin ninguna contemplación.
Fue el biólogo llamado Thiago Borges, que participa en el proyecto Tamar de Guriri, quien hizo el fatal descubrimiento que le rompió el corazón, al ver irse por la borda todos los esfuerzos que realizan para salvaguardar a la especie en peligro de extinción.
El período de anidación de las tortugas se da desde octubre hasta el mes de marzo
Thiago había acudido al lugar para verificar el estado del nido, al que cuidaba con mucha devoción, pero en lugar de ello se encontró con la devastadora escena de terror y egoísmo por parte de los hombres.
La vida de los animales que suelen descansar o permanecer sobre la arena de la playa corre mucho peligro, debido a que no es nada extraño que circulen en ella muchos vehículos, como si se tratara de una carretera.
“La playa tiene un intenso movimiento de vehículos sobre la arena. Quitaron las advertencias y marcas del nido, pasando por encima. El nido mostraba señales de movimiento y, cuando lo abrimos, encontramos que solo habían sobrevivido unas pocas tortugas”, dijo Thiago.
Siempre que una tortuga pone sus huevos en la playa, el equipo del proyecto Tamar registra los nidos mediante GPS, colocando protecciones alrededor para proteger a los bebés de otras especies de animales.
Una sola tortuga puede desovar hasta 120 huevos
Después de dos meses, el equipo vuelve a la zona para verificar cuántos bebés han nacido, cuántos han abandonado el nido y cuántos pierden la vida. La circulación de vehículos en la zona está prohibida durante la temporada de cría de tortugas, pero al parecer a estos conductores no les importó.
La presencia de vehículos sobre la arena ocasiona la compactación de los nidos, que los bebés tortuga sean arrollados cuando se dirigen hacia el mar y también las hembras de la especie son molestadas durante el proceso de desove.
Esto fue lo que sucedió a las indefensas bebés tortuga, el nido se compactó y muy pocas de ellas lograron llegar sanas y salvas al mar.
«Cuando abrimos el nido, encontramos que 88 bebés murieron y 27 estaban muy débiles, pero vivos», informó el biólogo.
No se tiene información de los vehículos que ocasionaron esta fatal pérdida, por lo que nadie afrontará cargos con la justicia. Mientras que las bebés tortuga fallecidas fueron sepultadas en lo que era su nido.
Es momento de alzar la voz por todos los animales que no pueden defenderse por sí mismos. Comparte este dramático caso y ayuda a hacer consciencia.