Ryan, de Life With Pigs Farm Sanctuary en Williamsburg, VA, ha dedicado su vida para garantizar que los animales que habitan en la granja sean felices. La labor del personal que trabaja en el refugio es realmente admirable.
Ellos hacen que los animales que tienen una nueva oportunidad de vivir lo hagan sintiéndose parte de la familia.
Ryan ama a Jenna, la primera vaca del santuario, como si fuera su propia hija. Ella tenía 3 años cuando fue rescatada, era tan pequeña que Ryan la alimentó con biberón.
“Yo dormía en el granero con ella, nos cubríamos con una manta y ella recostaba la cabeza para dormir sobre mí.
Su vida giraba en torno a mí y mi vida giraba en torno a ella, me perseguía y me rodeaba. Fue muy parecido a criar a un niño que pesaba 653 kilos», dijo Ryan.
Mientras Jenna se la llevaba bien con todos en la familia, ellos pensaron que ya era hora de que se relacionara otras vacas, y trajeron a Maisie, una vaquita rescatada que llegó al santuario cuando tenía 3 meses.
«Maisie todavía estaba en el tráiler cuando Jenna ya estaba mugiendo», contó Ryan.
Maisie no quería nada con el personal del recinto, pero Jenna cautivó su corazón de inmediato.
«Tenía 3 meses cuando la conseguimos, ahora tenía a Jenna como su hermana mayor para que se sintiera segura», dijo Mallory, quien también trabaja en el santuario.
Jenna tomó a Maisie bajo su protección y empezó a compartir con ella, e incluso le mostró cómo golpear a su padre humano y divertirse.
Estuvieron una al lado de la otra sin parar durante tres meses completos. Eran como almas gemelas, inseparables.
“Jenna ayudó a Maisie a salir de su caparazón. Jenna siempre estuvo ahí mientras Maisie aprendía a sentirse cómoda con las personas y aprendía a explorar el mundo.
Ella vio que a Jenna le encantaba cuando nos acercábamos y la rascábamos, y eso la ayudó”, agregó Mallory.
Con el tiempo, Maisie empezó a tener confianza, después de un mes comenzó a apegarse a sus padres humanos. Ahora todos conforman una gran familia feliz.
“Las vemos corriendo juntas y dándose cabezazos. Les encanta perseguirnos. Maisie se ha vuelto tan juguetona que corre como loca y la mitad de las veces nos preocupamos con el temor de que se estrelle contra un árbol», dijo Ryan.
Jenna pudo darle a Maisie una sensación de seguridad y la capacidad de confiar en los humanos y que entendiera que no querían hacerle daño.
«Ella le dio esa habilidad para crecer y sentirse segura porque alguien la cuidaba», dijo Ryan.
Ryan dijo que ver a Jenna y Maisie le hizo darse cuenta de que había tenido éxito en sus esfuerzos de darles a los animales una vida llena de felicidad.
No dejes de compartir esta encantadora historia, sin lugar a duda Ryan ha hecho un maravilloso trabajo.