Lily es una chica de cinco años, que nació de una mezcla entre beagle y corgi, ella estuvo a punto de ser víctima de una eutanasia ya que no podían continuar teniéndola en el refugio en el que se encontraba, hasta que como un milagro llegó la organización Paws & Stripes College.
Ellos se la llevaron de allí y la rescataron para que participara en un programa de ocho semanas, que consiste en llevarse a los perros de los refugios para que presten sus servicios ayudando a personas necesitadas.
Ahora, después del entrenamiento, Lily es una de las más dulces y amigables empleadas del Marion County Sheriff’s Office, que se encarga de atender a aquellos en necesidad… Y esa es tan solo una parte de su trabajo. Pareciera que la chica sabe mejor que muchos la diferencia que puede lograr un gesto de amabilidad y amor. Hace poco tiempo fue introducida en el programa como perro de terapia certificado.
Ahora trabaja de la mano con su cuidador en el Departamento de Niños y Familias, ayudando a que las víctimas –especialmente los niños– se relajen y se sientan cómodos abriéndose con los investigadores para contarles lo que les ocurrió. Se trata de niños traumatizados por experiencias violentas que cambiaron sus vidas. ¡Lily hace muy bien su trabajo! Más que hacerlo bien, es sobresaliente.
«Hemos notado una enorme diferencia desde que empezamos a tener a Lily para ayudarnos con las investigaciones más sensibles«, dijo la oficial Billy Woods.
«Tenemos niños que han visto crímenes terribles y se han abierto a hablarnos porque Lily los hizo sentir cómodos. Cuando ella entra en un lugar, brinda una sensación de comodidad que cambia la atmósfera, sabemos que hará una gran diferencia en la vida de nuestras víctimas».
Lily ha demostrado ser una parte integral dentro del equipo de trabajo, y esto es muy valioso, sobre todo al considerar que en un tiempo lejano su futuro era incierto. Estuvo a punto de perder la vida, y quién sabe cuántas personas se habrían perdido de su mágica ayuda…
Según los organizadores de Paws & Stripes College, más de trescientos perritos se han graduado en el mismo programa que cursó Lily, y de esa forma han sido rescatados de los refugios en los que muchas veces están bajo terribles condiciones de hacinamiento.
Es evidente que aquellos humanos que sean ayudados por seres como ella, son realmente afortunados de que existan estos programas… Inclusive más afortunados que los perros. Es una labor hermosa. ¿Te gustaría hacerles una donación? Puedes hacerlo aquí.
La historia de Lily es una muestra de que cuando le damos una segunda oportunidad a los perros, siempre nos sorprenden en modos maravillosos, ¡compártela con tus amigos!