A Leo le fascinaba jugar, salir de paseo con la familia disfrutando del paisaje desde la ventanilla del automóvil y se acercaba con gentileza para saludar a las visitas, dejándose acurrucar en brazos. Dejarse querer y responder con afecto eran rasgos distintivos de este pequeño perro salchicha.
También era conocido por su carácter temeroso que le hacía salir huyendo de otros perros que le intimidaban por su tamaño.
Un día demostró que la valentía no tiene límites. Esta vez salió corriendo y no se escondió, ni emprendió esperada huida. Sorprendentemente apareció al escuchar el grito desgarrador de auxilio de una niña y sin dudar fue directo hacia otro perro que le superaba en tamaño y fuerza. Estaba atacando violentamente a una niña de diez años y la defendió con su vida.
Leo ya no está. Ha pasado un año de aquel ataque y los habitantes de la ciudad de Pancevo, en Serbia, han querido rendirle un sentido homenaje. Recientemente han inaugurado un monumento con una estatua de bronce de tamaño real de Leo en el área infantil del parque municipal de Pancevo, dejando en los niños un mensaje sobre la amistad y el valor de los animales.
Nikolina, la niña que fue socorrida por “Leo”, siempre tendrá viva la imagen de su salvador. Visita con frecuencia el parque y comenta: “Estoy contenta de que Leo tenga un monumento porque es un verdadero héroe. Me rescató y me salvó la vida.”
Los niños a menudo visitan su estatua para rendirle homenaje, le acarician su cabeza y sus orejas, algunos se toman fotos a su lado o le dejan flores y golosinas para mascotas.
Tal vez tu héroe esta a tu lado, tenga cuatro patas y una cola,… tengamos presente que el corazón es lo que nos hace reaccionar por amor a nuestro prójimo y nuestras mascotas tienen un gran corazón.
Comparte esta maravillosa historia con tus amigos.