Todos los que tenemos o hemos tenido la oportunidad de convivir con un perrito, gatito o cualquier otro animal doméstico, sabemos que es un miembro más de nuestro hogar, un ser querido que, al llegar la hora de despedirse de nuestras vidas, nos duele tanto como si se tratara de un miembro de nuestra familia.
Así, cuando se plantea la eutanasia, las tensiones que se generan son similares a las que produciría la posibilidad de la misma en un ser humano.Este es el caso de dos seres que tuvieron que separarse después de 13 años de amor y complicidad.
La peludita estaba visiblemente triste, como presintiendo lo que acontecería
Muñeca como presumiblemente se llamaba, estaba sufriendo mucho y tuvo que ser puesta a dormir a través de la eutanasia, para eliminar su dolor, producto de una enfermedad mortal que la aquejaba. Su madre humana lloró desconsoladamente su partida, aunque sabe que hoy por fin, la perrita descansa en paz.
“Gracias por ser tan buena conmigo, mi niña. No te mereces sufrir tanto”, le comentó la mujer con lágrimas en sus ojos.
Afortunadamente el amor de su mamá humana fue lo último que pudo sentir antes de partir
Acariciándole tiernamente su peluda cabecita, la compungida dama sollozaba tristemente por el destino de su animalito.
Entendiendo, amargamente, que esto era lo mejor y lo más humano que podía hacer por su amada perrita convaleciente quien, a todas estas, desconocía absolutamente lo que estaba sucediendo, por lo que miraba, desconcertada, lo que pasaba a su alrededor.
“Le pido a Dios volverte a ver otra vez. Mamacita, perdóname”, le decía y le suplicaba la devastada mujer para tranquilizarla.
Sentía, como es natural en estos casos, que le había fallado al ser que más ama en este mundo pero, debido a no poder seguir soportando ver a su animalito sufrir, debió tomar la decisión más madura para ella y dejarla partir.
Durante todo el proceso, la perrita estuvo acompañada de su madre humana y la hija biológica de esta, quien también sufrió mucho al presenciar este conmovedor momento. Ambas compartieron el dolor de perder a un ser querido.
A menudo, hablar de la muerte en medicina veterinaria se considera un tabú, sin embargo, es un hecho tan propio de los animales que se hace necesario entenderlo. En una cruda definición, la muerte es el final de la vida; solo donde ha habido vida existirá la muerte. Es lo único cierto que tenemos.
Ya en el final de esta historia, se puede ver cómo envuelven a la perrita para protegerla de una manera simbólica del frío, intentando darle un responso digno antes de sepultar su cuerpo.
Si experimentas o conoces a alguien que deba pasar por esta situación de ver partir a un ser amado de este plano, recuerda que todos los seres vivos tenemos derecho a dejar este mundo con respeto.
No dejes sola a tu mascota en este proceso, necesita de tu cariño hasta el último aliento. Comparte este emotivo momento.