Seguro has leído numerosas historias de mascotas que dan el último adiós a los seres que más aman. Constantemente sabemos de emotivas noticias de perros o gatos que están con sus amos en su último aliento o que asisten a su funeral para decirle adiós.
El caso de Pavel, un perrito de Torino, indignó a muchas personas de la comunidad. Su amo, Giorgio, murió después de luchar contra una enfermedad, por lo que su funeral fue celebrado en la iglesia de Pier Giorgio Frassati.
Pavel fue llevado por los familiares de Giorgio a la iglesia, pero jamás se imaginaron que se toparían con una desagradable sorpresa: el párroco de inmediato impidió la entrada del perro para que acompañara a su amo junto a su ataúd.
El hombre argumentó que en las iglesias no se permiten animales, que algunas de las personas que estarían oficiando la misa son alérgicas a los perros y, por último, para que no hubiera dudas: aseguró que él era la autoridad allí y que esa era su última palabra.
Pavel tuvo que mantenerse al margen de la ceremonia por orden del párroco
Lo que ocurrió a continuación indignó a todos los feligreses que estaban en el recinto. Pavel comenzó a llorar desde la puerta principal de la iglesia, dando aullidos y ladridos que le rompieron el corazón a más de uno.
Las personas presentes, algunas de las cuales estaban enteradas de la resolución del sacerdote, comenzaron a exigir la entrada de la mascota al lugar, pero las autoridades del recinto hicieron caso omiso de las súplicas.
Desde allí, el perro hizo oír sus aullidos y lamentos
Claudio Nonno Pareti, uno de los grandes amigos de Giorgio en vida, se dedicó a documentar lo que sucedió con Pavel. Tomó algunas fotos del perrito llorando a las afueras de la iglesia y luego las difundió en su Facebook, narrando lo que había ocurrido.
Entre otras cosas, Claudio explicó que es mentira que los animales no pueden entrar a las iglesias. Sabemos de muchas historias en las que se les permite no solo acompañar a sus amos fallecidos, sino en los que además se los acoge para que no estén a merced del frío o las tormentas.
La misma indignación que sintieron los presentes se replicó luego en Facebook, donde los comentarios no se hicieron esperar. Es injusto que un perro que acompañó por años a su amo, haya sido privado de estar con él por última vez por la conducta intransigente de un sacerdote.
Ahora Pavel ha quedado en manos de la familia de Giorgio. Al menos tuvo el consuelo de acompañar al cortejo fúnebre.
Al menos pudo acompañar al cortejo fúnebre después de la ceremonia
A todos los amantes de los animales este hecho nos parece injusto Lamentablemente algunas personas no saben valorar los sentimientos de esos seres tan nobles y leales. Compártelo.