La rata y el sapo suena a fábula, pero este más bien es un cuento de terror. El sapo de caña, también llamado sapo neo tropical gigante o sapo marino, es un animal que destaca por su grandeza física y por ser uno de los más antiguos que se hayan descubierto: data del período Mioceno, hace nada menos que unos 5300 millones de años.
Pero cuidado, además de su gran volumen, al ser devorado por otros depredadores, o al sentirse en peligro, este animal libera un veneno que es altamente tóxico. Una gota y estás muerto. ¿Te atreverías a tocarlo?
El sapo de caña
Sin embargo, como nadie es infalible ni intocable, también el sapo de caña tiene su archienemigo.Se trata de una rata acuática conocida como rakali, que está logrando lo que los científicos han intentado durante años sin el menor éxito: detener el avance de este peligroso batracio.
Su arma más poderosa es, sin duda, la capacidad que han adquirido estos roedores para abrir el vientre del sapo con una precisión digna del mejor cirujano del mundo, y simplemente les comen el corazón y el hígado, los únicos órganos en donde no está presente el veneno letal.
Las ratas rakali se han convertido en verdaderas expertas en extracción de los órganos del venenoso sapo de caña
“Este es el único mamífero capaz de matar con seguridad a esta especie tan venenosa”, aseguraron las autoridades sanitarias.
A pesar de que pocos animales pueden acercarse al sapo de caña sin morir, su principal amenaza es, como de costumbre, el hombre, que considera una plaga a la población de estos anfibios.
Pero hay además otros animales aparte del rakali que también pueden alimentarse muy sigilosamente del sapo de caña, tales como la serpiente ojos de gato, la anguila y el yacaré overo.
La Madre Naturaleza ha dotado a las especies animales con diversos mecanismos para poder adaptarse al medio y sobrevivir. Hay unas que son expertas en camuflaje, otras que son buenas depredadoras, y otras que, como nuestro protagonista de hoy, resultan muy difíciles de tragar. Lo cierto es que cada una tiene su propia manera de sobrevivir ante los escenarios y las situaciones que se les presentan.
“La mayoría de los anfibios son venenosos, y su veneno reposa en una glándula que lo secreta inmediatamente en una eventual situación amenazante alejándolo del peligro”, aseguran los expertos.
Pero, como vimos antes, existen depredadores cuya dieta a base de varios tipos de anfibios los han hecho evolucionar, y se han vuelto capaces de abrir quirúrgicamente a un sapo antes de comérselo sin preocuparse por su veneno. Poco tiempo después de que estos sapos invadieran el territorio de los rakali, estos mamíferos encontraron la forma de cazarlos y mantenerlos a raya. Lo curioso es que nosotros, los seres humanos, también hacemos lo mismo con muchas especies.
Comparte esta interesante historia natural con tus familiares y amigos, solo te dejo como curiosidad que, en algunas tribus, se impregnaban las flechas con el veneno de las ranas y los sapos para poder cazar a animales aún más escurridizos.