En el centro de la India hay una población que vive bajo el temor de una imponente y peligrosa tigresa de Bengala de dos años de edad desde el pasado mes de julio. La población reside en el estado de Maharashtra, específicamente en Brahmapuri.
A esta tigresa la llamaban Kara, que significa negra en el idioma hindi, y desde principios del mes de julio esta tigresa atacaba a los lugareños y comía gran parte de ellos después de asesinarlos. Kara mató a dos aldeanos e hirió a otras cuatro personas en el primero de los ataques a la población de Brahmapuri. Esa vez los funcionarios de seguridad y protección animal le colocaron un collar a Kara y así rastreaban su ubicación por GPS y posteriormente fue liberada en la reserva de Bor.
Sin problema alguno, esta tigresa lograba evadir las protecciones de los aldeanos y la semana pasada atacó a una mujer de esa población y comió una porción considerable de su víctima. Muchos expertos aseguran que los tigres no consumen carne humana pero dicen que pueden probar la carne humana después de haberlos atacado.
Tras el ataque de la semana pasada, las autoridades se vieron en la necesidad de tomar medidas y ordenaron a los guardabosques a empezar la búsqueda de Kara, los funcionarios de seguridad iban armados, ya que la orden era capturarla o matarla.
La búsqueda de Kara se vio interrumpida cuando por el GPS que llevaba la tigresa, notificó a los guardabosques su ubicación y su posible defunción. Kara, al huir de los agentes guardabosques, desvió su camino a otro pueblo cercano y chocó con una valla eléctrica que ocasionó su muerte.
La valla eléctrica fue puesta por esa población vecina para protegerse de los animales salvajes cercanos, especialmente los jabalíes, así dijo Rashikesh Ranjan, responsable del programa de Pench Tiger Reserve. “(Kara) murió electrocutada el sábado a las 2:30 am, hemos recuperado su cadáver”, afirmó Ranjan.
Los tigres tienen una población grande en India y son muy respetados, por esa razón la comunidad defensora de los animales considera que el principal responsable de los ataques, es la población que construyó sobre el hábitat de estos animales, y los obligó a desplazarse a otro lugar.
Un trágico final para Kara y una triste noticia para el mundo animal. Esperemos que los guardabosques sepan manejar mejor la posibilidad de nuevos ataques, y no pongan en situaciones extremas a estos hermosos animales, permitiéndoles desarrollarse en su hábitat natural y alejados de las comunidades.
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