Debra Mejeur es una mujer que sufre de epilepsia. Los médicos le recomendaron tener un perrito de servicio para acompañarla en medio de cualquier accidente. Fue así como la hermosa Lola llegó a su vida y no tardaron en convertirse en mejores amigas.
Lola era un perrita muy tranquila y siempre hacía sentir a Debra segura. Lamentablemente, a mediados del 2017 desapareció y sus dueños quedaron con un enorme vacío en su corazón.
Debra y su esposo, Steven Mejur, se dirigieron a la casa de un amigo en Illinois. Lola se quedó un patio completamente cercado pero cuando Debra quiso darle un vistazo se dio cuenta de que su perrita simplemente no aparecía por ningún lado.
De alguna manera, la perrita se las ingenió para saltar una cerca y se escapó hacia una zona boscosa. De inmediato, la pareja comenzó a realizar búsquedas y hablaron con todos los vecinos con la esperanza de recibir noticias sobre Lola.
Todo parecía ser en vano: nadie había visto a la linda perrita. Durante todos esos meses, la pareja regresaba cada fin de semana a Illinois para seguir buscando a Lola. Temían que no lograra sobrevivir por sí misma pero nunca encontraron el más mínimo rastro de su mascota. El tiempo pasó y comenzaron a temer lo peor.
“Cada vez que volvíamos a Michigan sentía que la estaba dejando atrás. Era horrible”, recordó Debra.
Estaban a punto de aceptar la desgarradora realidad de que quizás nunca volviera a ver su perrita. Fue entonces cuando finalmente recibieron la llamada que tanto habían estado esperando.
“Cuando me llamaron comencé a llorar y a temblar. No lo podía creer”, dijo Debra.
Unas personas que vivían en el bosque habían encontrado a Lola y le habían estado dando comida. Para ellos, no fue fácil ganarse la confianza de la peludita. Parecía estar muy asustada y no dejaba que ningún humano se acercara.
Después de casi un año, finalmente lograron ponerle una correa y la llevaron al refugio para revisar si tenía un microchip. Toda la información de Debra estaba, allí así que no dudaron en contactarla. Después de tres años, su perrita finalmente había aparecido.
“Cuando nos reencontramos ella olió mi frente y me dio besos. Saltaba de emoción. Fue un sueño hecho realidad”, dijo Debra.
No hay duda de que estos tres años fueron una verdadera pesadilla. Los perritos son un miembro más de la familia y no saber si están alimentándose o contando con un techo bajo para dormir es algo que rompe el corazón. Afortunadamente, todo esto llegó a su fin y la linda Lola ha regresado con sus dueños.
Si ves a un perrito extraviado y desorientado no dudes en llevarlo al refugio más cercano. Puede que se trate de la mascota de alguien más. ¡Comparte!