¿Qué hace falta para poner fin a la extrema crueldad a la que son sometidos miles de perritos que terminan en platos de comida en diferentes partes del mundo? Por años activistas, amantes de los animales y organizaciones que velan por su bienestar han alzado la voz y firmado peticiones para acabar con algo tan cruel, pero al parecer, nada detiene a quienes ven como un comercio una práctica tan miserable.
El incidente ocurrió en Kampong Cham, una ciudad asiática al este de Camboya.
Desafortunadamente, hay muchos países que consumen la carne de perro sin importarles el trágico trasfondo que involucra servir un plato donde la desesperación y el dolor invaden a cada uno de los perritos, las principales víctimas para saciar a los comensales, que son tan culpables como quienes dirigen este tipo de organizaciones.
Si bien, hasta la fecha resulta casi imposible detener por completo algo tan inhumano, aún se siguen ganando algunas victorias que nos demuestran que aunque ha sido difícil ganar la batalla aún queda mucho por luchar.
Los perritos estaban hacinados en un total de 6 jaulas.
Recientemente, el Departamento Provincial de Agricultura en colaboración con la policía local de Camboya interceptó una camioneta que trasportaba 61 perros hacinados en pequeñas jaulas.
Los perritos se salvaron de un trágico final gracias a la rápida participación de las autoridades y a una organización de bienestar animal internacional.
En las jaulas había perritos callejeros y mascotas robadas.
Los peluditos que serían sacrificados para luego convertirlos en platos de comida iban hacinados en pequeñas jaulas.
La organización mundial de bienestar animal Four Paws dio a conocer la lamentable situación en que fueron rescatados los perritos. Este es el primer rescate que se realiza desde que en el julio del 2020 se prohibió el consumo de carne de perro en Siem Reap.
Los perritos estaban deshidratados y hambrientos.
Four Paws en colaboración con organizaciones locales como Paw Patrol Cambodia y Animal Rescue Cambodia atendieron a todos los perritos rescatados.
Un equipo veterinario revisó y vacunó a todos los animalitos, algunos tenían lesiones debido al hacinamiento de las jaulas. A través del sitio web Four Paws comentó:
“Después de la intercepción, todos los perros fueron sacados inmediatamente de las jaulas abarrotadas y puestos en un pequeña área de espera”.
La Dra. Katherine Polak, veterinaria y directora de Four Paws Stray Animal Care en el sudeste asiático destacó:
“La mayoría de ellos son perros jóvenes y mostraron signos de agotamiento por calor severo y deshidratación. Todos tenían mucha hambre y probablemente tenían días sin comer”.
Actualmente los perritos se encuentran en un lugar seguro, esperan que los que fueron robados puedan regresar con sus dueños y el resto encuentre un nuevo hogar.
Aunque en Siem Reap se prohibió la matanza y el comercio de carne de perro aún se sigue practicando esta terrible actividad en la ciudad y algunas zonas del resto del país. En una reciente investigación la organización descubrió:
“Se utilizan minivans especializadas equipadas con jaulas para transportar regularmente un estimado de 3.750 perros vivos por mes, que son ahogados, apuñalados o colgados, despojados de su piel y vendidos por mayoristas a más de 100 restaurantes de carne de perro. Four Paws ha estado trabajando en estrecha colaboración con el gobierno de Camboya desde 2018, abogando por la prohibición de la carne de perro debido a la extrema crueldad animal involucrada y el riesgo para la salud pública, en gran parte debido a la rabia y la propagación de enfermedades zoonóticas”.
La organización ha logrado que más de medio millón de personas en el mundo firmaran la campaña iniciada por ellos para poner fin a esta práctica tan cruel, sin embargo, historias como estas reflejan que hace falta mucho más que firmas para poder cambiar el trágico destino de miles de perritos.
Este es un trabajo arduo que debe seguir haciéndose entre autoridades locales y organizaciones que velen por el bienestar animal. Juntos podemos hacer eco y lograr que se haga justicia.
Censurar y condenar este tipo de prácticas es lo mínimo debe hacerse. Sigamos alzando la voz y luchando por causas justas, causas que velen por el bien común de nuestros animales. ¡Comparte!