Gracias a nuestros fieles lectores, entre ellos Carlos Rodríguez, conocemos la conmovedora historia del perrito Bobby. Es un perro Skye Terrier que después de que muriera su dueño John Gray el 8 de febrero de 1858 de tuberculosis, él permaneció por siempre junto a su tumba. John trabajaba como vigilante nocturno para la policía local de Edimburgo y para él Bobby era de esos amigos inseparables. Tanto, que su amistad duró más allá de la vida.
Fue enterrado en el cementerio de Greyfriars junto a la iglesia en la Old Town de Edimburgo. Se dice que transcurrieron 14 años y Bobby permanecía junto a la tumba de su amo. Pasó allí el resto de su vida.
En el año 1867 las autoridades aprobaron una norma que obligaba a registrar a todos los perros de Edimburgo atendiendo al creciente número de perros vagabundos. Tenían que sacrificar a aquellos que no estuvieran registrados, así que William Chambers decidió pagar por la licencia de Bobby y le hizo un collar con una placa de bronce que decía: “Greyfriars Bobby from the Lord Provast”, actualmente está exhibida en el Museo de Escocia.
Después de 5 años de ese suceso, Bobby falleció y fue enterrado cerca de la tumba de Grey, pero no en el mismo cementerio por tratarse de un lugar sagrado. En su lápida dice:
Murió el 14 de enero de 1872
De 16 años
Su lealtad y devoción es una lección para todos nosotros
¡Qué conmovedor! Este perro hizo historia por su amor y su lealtad que fueron más allá de la vida, sabiendo reconocer dónde estaba el cuerpo de su amo para no separarse de allí jamás a pesar de no recibir nada a cambio. Había perdido su voz, sus caricias, su cariño, sus cuidados, pero aun así era capaz de entender y permanecer fiel a su amigo inseparable.
El perro más fiel del mundo muy poco después de su muerte recibió un homenaje de parte del escultor William Brodie y ¡Es espectacular! Creó una estatua de Bobby a tamaño real encargada por la Baronesa Burdett-Coutts y yace frente al “Greyfriars Bobby’s Bar». Muchas personas la visitan y los niños le tienen mucho cariño.
En el año 2011, después de 5 años de investigación, Jan Bondeson publicó una biografía de Bobby, titulada: “Bobby Greyfriars: el perro más fiel del mundo” y ha sido leída por miles de personas.
En el siglo XIX en Europa, se acostumbraba a ver “perros de cementerio”, eran alimentados por algunos visitantes o los cuidadores para que convirtieran ese espacio en su hogar y les dieran compañía. Hay rumores de que Bobby era un perro que vagaba en los alrededores del hospital hasta que uno de los jardineros decidió llevarlo al cementerio donde James Brown lo alimentaba siempre y se convirtió en su mejor amigo. Pero muchos visitantes del cementerio aseguraban que les causaba mucha conmoción verlo asumiendo que estaba junto a la tumba de su amo.
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Muchas personas lo visitan de otras ciudades de Inglaterra y de Escocia. Surgieron muchas historias, muchas publicaciones en los periódicos acerca de este perrito y lo cierto es que se ha convertido en un icono de la ciudad.
Esta historia llega al alma, nunca nos cansaremos de admirar la lealtad de perros como Bobby, con amor infinito. ¡Compártela!