Muchas personas aún no comprenden que llevar a convivir a nuestras casas a un animal, sea adoptado o no, es un acto que requiere de un alto sentido de compromiso. Se ha dicho que no se trata de adquirir un peluche o comprar un juguete que podemos desechar. La perrita Roxi ha vivido en carne propia lo que significa ser abandonada y, como siempre pasa, estos sucesos no tienen una explicación racional.
Tuvo el peor de los pasados
Roxi es una pastora alemán adulta que un funesto día salió a dar un largo paseo con la persona en quien más confiaba: su dueño. Se desconoce la ruta que tomaron, lo cierto es que en un descuido del animal su perverso dueño decidió alejarse y dejarla atrás a su suerte.
De seguro fueron momentos de angustia los que vivió Roxi, quien desconociendo el lugar en que se encontraba, no sabía a dónde ir ni a dónde esconderse. Terminó siendo, con el tiempo, una vagabunda que hurgaba en los basureros para comer y pernoctaba en cualquier rincón.
Debido a la inclemencia del sol al que se expuso por mucho tiempo fue desarrollando un cáncer en las orejas. Así andaba cuando la descubrieron los voluntarios de Sidewalk Specials, una organización sin fines de lucro que se encarga de rescatar animales para después ubicarlos en hogares donde les brinden cariño y atención.
«Su estado era deplorable y probablemente había que amputarle gran parte de las orejas», dijo uno de los voluntarios.
Los miembros de Sidewalk Specials la refirieron a un lugar de acogida, donde gracias al apoyo y a las donaciones de mucha gente, a Roxie se le realizó un tratamiento para su recuperación tanto física como mental.
Y ocurrió que todos sus compañeros caninos fueron adoptados uno a uno y la dejaron sola en la vida una vez más. Hasta que finalmente le tocó su turno: también fue adoptada en un amoroso hogar con la familia perfecta que incluía a una nueva amiga, una perrita con la que se lleva muy bien desde el primer día.
Por fin volvió a confiar en los humanos
Actualmente Roxie está totalmente recuperada del cáncer, su pelaje brilla, y lo que más le gusta es jugar con su nueva amiga blanca y negra, además de los paseos por la playa junto a su nuevo dueño.
Esta historia nos muestra que detrás de la imagen fantasmal y aterradora que vemos en un animal abandonado en la calle, se esconde una hermosa vida que podemos recuperar si de veras nos empeñamos. Nunca es demasiado tarde para cambiar la vida de un perro por viejo que sea.
¡Nunca ignoremos a un perrito por su apariencia, tienen el mejor de los corazones!
Comparte esta emotiva historia con todos tus conocidos y amigos. Invítalos a un refugio de perros o gatos y pregúntales si serían capaces de adoptar uno y si conocen todas las responsabilidades que eso implica. De igual forma recuérdales que el tener una mascota conlleva muchos beneficios y satisfacciones.