Cualquiera que tenga un perro sabe lo molestas que pueden ser las pulgas. Muchos lo ven como un mal menor y hasta necesario, pero la verdad es que una epidemia de estos bichos puede causar enfermedades en la piel graves.
Ni hablar de la picazón. Dudamos que exista un solo perro sobre la faz de la tierra que sea feliz con estos insectos viviendo sobre su cuerpo, pero no todos tienen la capacidad de demostrarle a sus amos cuán mal la pasan cuando las pulgas hacen de las suyas.
Petey es tranquilo y amoroso, hasta que le nombran «esa» palabra
Petey, por ejemplo, es un perrito que a diferencia de los demás, sabe muy bien cómo dejarle claro a su amo que odia las pulgas y que no está dispuesto a que estos bichos se alojen entre su pelo.
Este poodle odia con todas las fuerzas de su corazón a estos insectos y su fobia por ellos es tal, que no puede ni pensar en ello. Solo escuchar esa palabra, lo hace poner realmente furioso.
Su amo le insinúa si no tendrá algunas pulgas y Petey pierde el control
Imagínate cuál podría ser entonces su reacción si, no conforme con tener que oír hablar de las pulgas, su dueño le reclama en sus narices que tiene a algunos de esos bichos encima. Para Petey es una situación realmente indignante y un simpático video lo demuestra.
Como es difícil de creer la reacción del poodle, sus amos decidieron hacer un video para demostrarle a sus amigos el simpático comportamiento de Petey cuando le insinúan que tiene uno que otro insecto molesto por allí.
Como puedes ver a continuación, Petey no quiere ni oír hablar de las pulgas
El amo de Petey lo tiene echado sobre sus piernas mientras su mamá hace una pequeña introducción, deletreando la palabra en inglés: F-L-E-A. Luego, su papá adoptivo se prepara para hacerlo enojar.
El hombre se incorpora en la silla, mientras acaricia al perrito y de pronto, en un tono bastante desenfadado, le hace la pregunta indeseable: “¿Oye, tienes alguna pulga o algo?” E incluso señala su camisa, como si un insecto caminara por ella.
Mira cuán molesto se pone ante la palabra «prohibida»
Entonces todo el idilio termina. Petey se pone realmente muy furioso y comienza a ladrar y a gruñirle a su amo, como reclamándole por semejante insulto. El perrito logra calmarse, pero para demostrar que su reacción no es una mera coincidencia, su amo repite la pregunta y su reacción es igual.
Finalmente papá le pide perdón a Petey, diciéndole: “Ok, ok, ya sé que no tienes ninguna pulga”. Y en segundos hacen las pases. No cabe duda de que Petey es un perrito que cuida mucho de su higiene.
Finalmente su amo debe pedirle perdón para calmarlo
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