Karma es una adorable perrita pastor alemán de cinco meses que vive en el condado de Kent, Reino Unido con Iris Armstrong.
Para ella no es un secreto el problema de identidad de esta pequeña consentida que cree ser un bebé humano y nadie la puede convencer de lo contrario, la quiere tal y como es.
En la foto vemos a la bella Karma cuando tenía pocas semanas
Es divertido ver como los cachorros se contentan y entretienen con un juguete o un par de calcetines, pero Karma ha preferido ser diferente.
Comenzó a imitar el comportamiento de Kayden, el nieto de Iris, que es como su hermano, han crecido compartiendo juntos el tiempo en casa.
Apenas tenía tres meses cuando la sorprendió con unas de sus primeras travesuras que fue robarle los chupetes a su amigo bebé Kayden.
Por supuesto, el vínculo entre Kayden y Karma es inquebrantable ¡Se aman con locura!
Esta abuela de 63 años dijo que los comportamientos de Karma no se detienen ahí.
“Cada vez que consigue un biberón también quiere tomar leche, tratamos de no dejar que lo haga con demasiada frecuencia aunque sea divertido seguirle el juego”.
Además de eso ella siempre está tratando de saltar en el coche de Kayden para tomar una siesta.
Aunque el coche le queda pequeño, ella sigue utilizándolo, parece no estar todavía convencida de que es una perrita.
“Siempre estaba agarrando el pijama de mi nieto, se lo pusimos un par de veces y ella ama tenerlo puesto”.
A menudo Kayden y Karma se quedan dormidos juntos y tiene que poner una manta sobre ambos, cada uno con sus “teddies”
¡Es tan dulce!
Karma se las arregla para salir de su zona en el parque infantil y colarse siguiendo a Kayden, “ella es como su compañera de juegos, con el paso de los años con seguridad seguirán siendo mejores amigos».
Ahora solo queda esperar a que crezca, lo más importante es que Karma se siente a gusto, es feliz y su familia la adora.
No queda ninguna duda de que los perritos son como bebés que derrochan ternura y a los que provoca amarlos con locura. Ojalá que todos los peludos del mundo recibieran el mismo cariño que merecen en el calor de un hogar.
¡Definitivamente los peludos siempre saben robarnos el corazón con su inteligencia y ternura! No te quedes con las ganas de compartir esta dulzura con tus amigos