A medida que pasan los días, la guerra en Ucrania produce más dolor, y a esto no escapan los animales desprotegidos pero un veterinario está intentando hacer la diferencia.
Su nombre es Jakub Kotowicz, un profesional de 32 años, que está arriesgando su vida en las ciudades atacadas con el fin de sacar a las mascotas en peligro.
El veterinario está siendo proclamado como un héroe y no hay quien le reste a su título.
En medio de un ambiente en el que cada quien intenta resguardarse y resguardar a los suyos, es poco común encontrar actos como este en el que alguien se arriesgue por la vida de los animales.
Las rutas de rescate que el veterinario y otros colegas recorren son extremadamente peligrosas, más con algunas ciudades tomadas por los rusos.
Pero el joven está decidido a seguir ayudando.
El último viaje realizado por este veterinario fue la semana pasada a la ciudad de Lviv y hasta la fecha ha colaborado en el rescate y traslado de al menos 60 perros y más de 200 gatos.
Para Jakub el panorama es doloroso, constantemente se topan con animales desorientados y heridos que han perdido a sus dueños o simplemente han sido dejados atrás.
Algunos ucranianos huyen con sus mascotas, pero otros se ven obligados a huir sin ellos.
Aunque los gatos y perros son los animales más comunes en estas jornadas, el veterinario también ha ayudado a otras criaturas curiosas como una cabra pigmea con una lesión en sus patas.
Por fortuna, el animalito logró salvarse.
El recorrido de este veterinario no ocurre en solitario, Jakub se alista con otros profesionales y por medio a las expediciones armadas por su organización, ADA, pueden llegar hasta los lugares más afectados.
Una vez todas las criaturas son resguardadas, comienza el viaje hasta la frontera con Polonia.
Desde allí organizaciones y rescatistas independientes están cobijando a tantos peludos desamparados.
Cada viaje es una ruleta pues no saben con qué situación se podrían enfrentar, pero el veterinario está dispuesto a seguir tomando el riesgo.
El de la semana pasada fue particularmente agotador, salieron al mediodía y llegaron a las 3:00 am del día siguiente.
Su organización tiene una clínica privada, así que los animales rescatados hacen su primera parada allí para someterlos a un chequeo. Entre los casos más difíciles que le ha tocado atender al veterinario, fue el de un perrito con un proyectil alojado en su columna.
A Jakub le partió el alma imaginar que alguien lo había lastimado con premeditación, pero en la guerra ocurren cosas tan atroces como esta.
Gran parte de estos animales han sido dejados por su familia, así que ganarse de nuevo su confianza es otro proceso difícil.
El veterinario sabe que los próximos meses le espera un trabajo tremendo de rehabilitación. Las criaturas no solo se quedan bajo su cuidado, sino que ya ha hecho alianza con otros rescatistas.
Muchos de estos peludos están siendo adoptados en toda Europa.
La cabrita a la que el veterinario rescató ahora forma parte de su familia y la bautizó como Sasha, pero decenas de animales esperan aún por su rehabilitación.
“A veces, los animales que están en muy malas condiciones estarán con nosotros durante dos o tres meses, o hasta que ser recuperen. El próximo convoy podría ser la próxima semana, porque es muy peligroso”, explicó.
El trabajo que hace este veterinario se lleva toda nuestra admiración.
La sede de su organización está en la ciudad de Przemyśl (Polonia), pero la guerra que se libra en el país vecino está afectando tantas vidas que este joven y su equipo solo quieren hacer lo propio: colaborar con los más necesitados.
Esperamos que los ángeles estén siempre de su lado y los cuiden de todos los peligros ante la complicada misión que se han planteado. Sin duda que estos son los verdaderos héroes de nuestro siglo.