Esta es la historia de un niño de nueve años que casi nunca sonreía hasta que llegó un perro a su vida… Su mamá, quien también ha sufrido mucho, cuenta que estaba deprimido todo el tiempo era una situación muy difícil.
Johnny es cuadraplégico, no puede respirar sin la ayuda de una máquina especial. Tampoco puede comer o beber sin asistencia. Sufre de dolores y no controla su cuerpo, así lo cuenta su mamá. Debe pasar períodos de tiempo cortos sentado, así que la mayoría del tiempo está acostado y conectado a las máquinas.
A pesar de sus limitaciones físicas, está cognitivamente sano. “Está atrapado en su cuerpo. Sabe lo que está pasando a su alrededor y que no puede hacer nada al respecto”, dijo su mamá.
Sin la posibilidad de hacer lo mismo que hacen los otros niños de su edad, Johnny obviamente se deprimió por una temporada. Todo cambió cuando conoció a una dulce golden retriever llamada Lexi.
Lexi también tuvo un duro inicio en su vida. Sus dueños originales la entregaron al Golden Beginnings Golden Retriever Rescue, estaba mal cuidada y llena de pulgas con tan solo 5 meses de nacida. Todo ese tiempo lo pasó fuera de la casa acostada en el concreto.
Afortunadamente su mamá adoptiva la ayudo a sanar. “Lo primero que hizo fue darle un baño. Las pulgas le saltaban de encima. La siguiente parada fue el veterinario, allí descubrieron que tenía bacterias en el intestino y dos seromas en su parte trasera. Es posible que se deba al tiempo que pasó sentada en el concreto día y noche. La trataron, la vacunaron y le pusieron el microchip”, según Lauri Neale, coordinadora del Golden Beginnings.
Una vez que estaba en el camino correcto para recuperarse, emergió su maravillosa personalidad. Su mamá adoptiva se dio cuenta de que era especial, o muy sensible para la poca edad que tenía. Considerando esto, decidió que necesitaba un hogar en el que tuviese mucha interacción.
Cuando Scandasis-Finn aplicó para adoptar a un golden para su hijo Johnny, Neale y la mamá adoptiva de Lexi pensaron que ellos dos serían los amigos perfectos.
El día que Lexi llegó a la casa de Johnny en Houston, Texas, actuó exactamente como un cachorro de 5 meses. “Corría por la casa, estaba extremadamente hiperactiva y olfateaba todo”, contó Scandasis.
Pero cuando Lexi vio a Johnny acostado en su cama, su comportamiento cambió. “Inmediatamente se detuvo, se calmó y se encaramó en su cama. Solo me eché hacia atrás y miré, no dije nada. Cuidadosamente se puso a su alrededor sin tocar las cuerdas o tubos, se acostó a su lado y puso la cabeza en su hombro”, dijo Scandasis.
No era solo Lexi la que experimentaba un cambio repentino, también a Johnny le ocurrió. “Levantó la cara, algo que raramente vemos. Yo estaba en shock. Nunca en mi vida había visto algo así”,
Lo maravilloso de esta historia es que Lexi nunca había sido entrenada para interactuar con pacientes frágiles. De hecho, nunca había compartido con niños. Su reacción estuvo basada solo en sus instintos.
Desde el primer encuentro, Lexi y Johnny han pasado cada minuto de sus vidas juntos. Toman la siesta, miran cartones animados y hasta juegan.
“Lexi y Johnny juegan a la pelota en casa”, cuenta Scandasis. “Yo lanzo la pelota de Tennis y Lexi la trae de vuelta para ponerla cerca de su mano”.
Cuando Johnny hace fisioterapia Lexi sirve de mucha ayuda, mantiene su mente ocupada mientras los terapistas trabajan. Hace que se le olvide el dolor. El niño llora si su perro no está cerca cuando le van a practicar la terapia.
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El vínculo que se ha creado entre ellos es tan fuerte que si Johnny está triste, Lexi también lo está. Pero ella siempre encuentra la forma de darle consuelo y convencerlo de jugar. Han estado juntos desde hace un año y lo que el animal hizo por esa familia es una bendición. Los perros son el mejor regalo para el ser humano. No hay duda de eso.
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