Esta adolescente tenía un problema de obesidad muy grave, hasta el momento en el que buscó la compañía y la ayuda de un amigo muy especial. A partir de ese momento todo cambió, se pusieron a entrenar juntas y así fue como la joven perdió casi 90 kilos.
Esto es impresionante, sin duda, pero no resulta tan difícil de creer, ya que los perros son el mejor apoyo que puede tener una persona que se encuentre en problemas. Si a alguien le quedaban dudas, ¡aquí hay una prueba más de eso!
Jenna Winchester tiene 18 años y vive en Saratoga, Estados Unidos. Ella nunca recibió la educación adecuada sobre cómo alimentarse y mantener su cuerpo saludable.
«He tenido sobrepeso durante toda mi vida, he buscado la comodidad a través de la comida a lo largo de mi crecimiento», dijo la joven.
Hay muchos casos así en los países del primer mundo. Estados Unidos en particular es conocida como una de las naciones en la que esto ocurre con mayor frecuencia. Las víctimas más afectadas son los niños, ya que si no les enseñan a comer bien pueden destruir su cuerpo sin vuelta atrás.
La joven ha tenido que soportar burlas e insultos a lo largo de su vida. Ella misma ha contado las ofensas que recibía de compañeros o personas que consideró algún día sus amigos. Escuchar cosas como «Jen la gigante» o «Espero que no se haya hundido el suelo al ella tropezarse», no ha debido ser fácil y muchísimo menos para una adolescente. «Ha sido como si me clavaran un cuchillo en el pecho», comentó Jenna.
Ella sabía que tenía que cambiar rápido, el detalle era que estaba muy acostumbrada a lidiar con sus problemas a través de la comida. «Sabía que necesitaba un cambio, ser tan grande era doloroso en muchos sentidos, inclusive corporalmente. Tuve depresión, ansiedad, nunca antes había tenido que afrontar mis debilidades sin ayuda de la comida» Un día se dio cuenta de que una catástrofe estaba muy cerca al notar que el cinturón de seguridad del coche no le cerraba.
A partir de ese momento empezó a cambiar sus hábitos alimenticios, e incluir el ejercicio en su rutina diaria. «Empecé a hacer caminatas alrededor de la manzana de mi casa, además de eliminar el azúcar y la comida procesada» Pero eso no fue todo lo que hizo… También consiguió un perro para que la acompañara en el proceso. Eso fue lo que dio inicio a un nuevo capítulo en la vida de esta joven.
«Cuando tuvimos un perro comencé a llevarla a pasear varias veces al día y eso hizo que mi progreso aumentara, llevaba cuerdas de salto u otros implementos para ejercitarme. Cuando era cachorra masticaba todo, pensé que si la mantenía cansada podía evitar que lo destruyera todo. Pasó el tiempo y se convirtió en mi mejor amiga, me ayudó a bajar de peso» Así fue como Jenna perdió 88 kilos. Es cierto, la fuente de su salud es el cambio de dieta y el ejercicio, pero tiene mucho valor que una amiga canina la haya acompañado paso por paso.
Esta joven está orgullosa de lo que ha logrado, y merece sentirse bien. No es la primera vez que algo así ocurre; los perros son una maravillosa compañía para los humanos que están en dificultad. Sobre todo cuando se trata de niños o adolescentes. ¡Son maravillosos!
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