Jiji, el abuelo de la fotógrafa japonesa Akiko DuPont, es un hombre de 94 años de edad, que luchó en la Segunda Guerra Mundial y fue entrenado para ser un kamikaze; aunque antes de cumplir este papel, la guerra terminó y pudo volver a casa, fue así que pasó 64 años trabajando en una oficina sin faltar un solo día.
En 2009, enfermó y lo hospitalizaron; debido a lo que había pasado este hombre, era muy difícil que siguiera llevando una vida relajada y feliz pues quienes han estado en guerras donde ven tanta muerte y destrucción suelen deprimirse y fue exactamente eso lo que pasó con Jiji, se volvió un anciano con mal humor; sin embargo, era una persona muy querida. «Mi abuelo es una persona muy interesante, y todos lo aman, mucho», dice Akiko
El anciano había perdido el interés por las cosas y se había convertido en un hombre gruñón. Sin embargo, todo ha cambiado desde que un gatito tímido entró en su vida. Ahora, el abuelo y el gato son inseparables y un lazo increíble ha crecido entre los dos.
«En cierto modo, él siempre era terco y de mal humor (un hombre japonés muy tradicional), pero es generoso, sabio, sincero, lleno de amor, bueno, muy paciente, serio, brillante y encantador. Mi abuelo siempre se preocupa por los demás, más que en el mismo», cuenta su nieta.
Un día, Akiko, buscando una manera de ayudarlo, adoptó en secreto un gatito que su amiga no quería, llamado Kinako. Ella lo llevó a la casa y lo escondió en su habitación.
Cuando Jiji entró en la habitación de Akiko y vio a Kinako, fue amor a primera vista.
«Sus ojos brillaban llenos de felicidad», dice Akiko. «Así fue como se conocieron y cuando pensé que debería documentarlos a los dos». Kinako es un gato cariñoso y tímido. Jiji es un hombre muy ordenado que ama a su vez los periódicos, compra de tres periódicos al día, cortándolos y pegando fragmentos en sus libros.
«Una extraordinaria amistad creció gradualmente entre los dos. ¿Quién habría pensado que un tímido gatito podría hacerse amigo de un viejo gruñón? Debido a que es una de las personas más importantes para mí, al ver que él tenga una vida más feliz otra vez, también me hizo feliz a mí».
Este bello gatito trajo una enorme alegría a este anciano, llegó en el momento cuando más lo necesitaba y ahora son mejores amigos. Jiji pasó a ser un terco y gruñón desde que enfermó, pero ahora Kinako siempre lo hace sonreír.
«¡¡No le des comida humana!!», es lo que la madre de Akiko siempre le dice, cada vez que lo ve dándole una rebanada de carne a su amigo. Akiko adora ver todos esos bellos momentos y no deja de fotografiarlos.
Traje un gato para mi enfermo y gruñón abuelo y su vida cambió, dice Akiko.
«El abuelo me enseñó muchas cosas, pero sobre todo acerca de ser japonés. Él me ha influido en gran medida a lo largo de mi vida, con muchas cosas. Él fue la primera persona que me enseñó cómo hacer una grulla de papel (origami). La frontera entre el ser humano y animal se desvanece, del mismo modo el tímido Kinako derritió el corazón de Jiji«.
Kinako adora distraer a Jiji mientras está leyendo sus periódicos. «Casi todos los días, Jiji corta los papeles y Kinako salta sobre la mesa, luchan, se dan por vencidos y siguen haciendo lo que quieren hacer», dijo Akiko.
«Kinako y Jiji toman una siesta juntos muchas veces y a menudo duermen en una pose similar. Es muy divertido y reconfortante mirarlos. Realmente respeto a Jiji y lo amo desde el fondo de mi corazón», dice Akiko.
Akiko no tenía intención de compartir estas hermosas fotografías, pero al ver a estos dos compartiendo y cómo crean un ambiente tan armonioso, quiso compartir al mundo la bella historia de su abuelo con el lindo gatito.
Lovemeow / Akiko-dupont
Esta gato logró animar la vida de este ancianito, ¡es por eso que las mascotas son tan importantes para nosotros, nos hacen felices!
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