Sabemos que muchas personas en todo el mundo utilizan cohetes y fuegos artificiales para celebrar, pero, de un tiempo para acá estás prácticas son cuestionadas por muchas voces, ya que su estruendo causa en los perros ansiedad, miedo, y, en los peores casos, incluso la muerte.
Por eso, la abolición de este tipo de maneras de celebrar, no solo tiene que ver con la convivencia armónica con nuestros vecinos humanos, sino también en consideración con las demás criaturas.
Una de las afectadas por este despropósito, fue una perrita de nombre Wera, residente en un hogar ubicado en la ciudad de Yucatán, México. De un momento a otro, un grupo de adolescentes del barrio comenzaron a detonar bombas explosivas, cuyo ruido hizo que Wera saliera huyendo desesperada de casa.
La perrita vivía cerca de la playa. Estaba tan aterrada que, en su rápida carrera no se percató de que estaba demasiado cerca del mar y cayó estrepitosamente a las aguas, cuya corriente comenzó a alejarla de la orilla.
Al darse cuenta de la situación, un residente de la zona puso en alerta a las autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública de Yucatán, quienes llegaron al sitio para encargarse el rescate del animal a punto de ahogarse.
El grupo de rescatistas abordó una lancha y se hicieron hacia altamar para salvar a la perrita Golden a toda costa. Finalmente, lograron ponerse a unos pocos centímetros del animal y lo alzaron a bordo.
La verdad es que, el valiente acto de salvamento ocurrió justo a tiempo, antes de que Wera perdiese las pocas fuerzas que le quedaban, tras su ardua y extenuante lucha a contracorriente por sobrevivir.
Había ingerido mucha agua salada, pero, aun así, la sonrisa en el rostro de la perrita al ser salvada lo decía todo: estaba feliz y agradecida por lo que hicieron por ayudarla.
“El rostro de la cachorra era de felicidad: no podía con lo agradecida que se sentía hacia nosotros. Los perros son animales extraordinariamente y nobles, y hacemos lo imposible por ellos”, dijo uno de los miembros la Secretaría de Seguridad Pública de Yucatán.
Una vez a salvo, Wera fue trasladada de urgencias hasta una clínica veterinaria, donde los especialistas confirmaron y atendieron sus heridas. Posteriormente, las autoridades emanaron un comunicado para hallar a la familia de la perrita.
“Hay muchas actitudes excesivas que las personas cometemos, sin tomar en cuenta el enorme daño que le pueden causar a los animales”, se autocriticó uno de los vecinos del lugar.
Lo cierto es que, el enorme susto causado al animalito a través de estos cuestionados juegos de artificio, podría haber costado la vida de un ser inocente, lo que hubiese sido imperdonable.
Los perros no tienen la capacidad de racionalizar su ansiedad y esto hace que la sufran de forma más intensa que los humanos. Además, los que no tienen la suerte de estar entre cuatro paredes, podrían perder su oído para siempre. Afortunadamente, Wera tuvo un final feliz.
Comparte esta historia con tus familiares. Es cosa de haber vivido con un perro, para descubrir que los ruidos demasiado fuertes les causan pánico. Por ende, es necesario tornar la mirada hacia nosotros mismos y saber que nuestro derecho acaba donde empieza el de los demás.