Es abrumadora la cantidad de personas que hoy en día, alrededor del mundo, viven en la calle. No importa el lugar en el que estemos, este problema se repite y se multiplica.
A veces, por no saber cómo ayudarlos, los pasamos por alto, pero eso solo empeora las cosas… Afortunadamente, hay algunos seres humanos que toman acciones concretas para darles una mano a aquellos que la necesitan, de corazón.
La vida en la calle, la falta de hogar, no es un problema que solo aqueja a los seres humanos; los perritos también sufren mucho esa condición.
Hay innumerables mascotas abandonadas que deambulan en las frías calles de las metrópolis más concurridas del mundo.
Un hombre de Detroit, que sabe perfectamente de qué se trata la situación, sintió empatía por Max, un perrito al cual rescató cuando apenas era un cachorro.
Julian Terrance ha estado sin hogar desde hace unos seis meses, y su único compañero ha sido Max, el perro.
Las cosas para él se pusieron terribles cuando murió su hijo, quedó devastado y no supo bien cómo salir adelante, por eso terminó quedándose sin un techo bajo el cual vivir.
Un día encontró a un pequeño perrito que le devolvió las ganas de vivir, así que fue el animal el que realmente salvó una vida.
«Eso fue lo mejor, me ayudó a superar la muerte de mi hijo, este chico es mi hijo, es mi bebé. Cualquier cosa que necesite, siempre me aseguraré de que la tenga. Haré todo lo que esté en mis manos y más porque sé que también el chico lo haría por mi», dijo Julian.
No tenía trabajo tampoco, pero a pesar de ello estaba dispuesto a encargarse de todo.
«Ninguno de nosotros pidió terminar en estas condiciones. Él no tenía a nadie, así como yo tampoco lo tenía. Nos cuidamos mutuamente», continuó Julian.
Parecía que estaban destinados a vivir así, hasta que alguien de la organización 313 K9 and Kitty Rescue los vio caminando y quiso ayudarlos. El único problema era que sus capacidades para ayudar eran limitadas…
El dilema era que ellos sólo podían llevarse al perrito para el refugio, pero Julian y Max no querían separarse de forma definitiva. Sólo se tenían el uno al otro, eran mejores amigos ¿Cómo se iban a despedir así?
Los voluntarios del refugio fueron comprensivos ante la situación y le ofrecieron a Julian un trato: llevarse al perrito, cuidarlo en el refugio, permitirle las visitas y no poner al chico en adopción. La idea era que Julian pudiese recuperar su vida, conseguir trabajo y estabilidad para que pudiesen rehacer sus vidas juntos.
Mientras tanto, el refugio también recaudó fondos para ayudarlos, y la respuesta de parte de miles de personas que se enteraron de la historia fue algo maravilloso. Lograron cubrir los gastos de dos meses de renta en un apartamento para ambos, tienen asegurado hasta abril de este mes. Pero la mejor noticia es que a Julian le han ofrecido trabajo, y que ambos están juntos desde el 01 de febrero.
¡Qué alegría saber que se han reencontrado y que ahora disfrutarán de un cálido hogar en el que podrán acompañarse y salir adelante! Todo gracias a 313 K9 Kitty Rescue. ¿Te gustaría ayudarlos para que sigan cambiando vidas como las de Julian y Max? Aquí puedes hacer una donación.
Te invitamos a compartir esta noticia con todos tus seres queridos.