Fernando Kushner, un ingeniero comercial de La Paz, Bolivia, era un ejecutivo de mercadotecnia en el campo de la moda muy exitoso. Durante más de 15 años estuvo al mando de diversas campañas de marcas de lujo, pero decidió dejar todo de lado para dedicarse a la loable labor de ayudar a los perros de la calle de su país.
Según Kushner, su vida cambió una fría noche de invierno cuando saliendo de su clase de yoga encontró a Choco, un perrito callejero. Se acercó y le movió la cola, y estuvo acariciándolo, le compró comida y después el perrito le lamió las manos como diciéndole “gracias”.
Esta respuesta del perrito llegó a lo más profundo de su corazón por lo que al otro día fue a buscarlo para alimentarlo nuevamente. Así fue como su vida tomó otro rumbo, cada día salía a alimentar a más perros. Él mismo reconoce que ha abandonado todo por cuidarlos.
Después de la experiencia con Choco, sin darse cuenta estaba alimentando a 5 perros, después a 10, posteriormente a 20, y en la actualidad ya son cientos.
Ferchy, como es conocido por sus amigos, inicia su día desde muy temprano buscando la comida en varios distritos. Realiza dos jornadas de recolección en los establecimientos de comida rápida donde va a pedir las sobras, para poder cumplir su cometido. Varias empresas colaboran en su proyecto puesto que para muchos de sus conciudadanos Ferchy hace más por esta actividad que las autoridades gubernamentales correspondientes.
“Las autoridades de la ciudad son responsables de la salud y la seguridad públicas, lo que incluye mantener a la población de perros bajo control. Pero son absolutamente inexistentes”, dijo María Angulo Sandoval, trabajadora de un refugio de animales aledaño.
Lolita Kushner, madre de este benefactor de los perros en la ciudad de la Paz, pensaba que sería algo temporal y que luego de un tiempo él se cansaría y lo dejaría todo. Sin embargo, no ha sido así. Cada vez se le ve más dedicado y comprometido con su labor.
Algunos de los residentes de su localidad lo critican diciendo que ese dinero y esfuerzo debería dedicarlo a ayudar a los niños de algún orfanato, o a algún anciano necesitado que en su país abundan.
Fernando, aún cuando está consciente de esa realidad, se defiende diciendo que en su país existen cientos de instituciones benéficas que se encargan de cuidar a las personas en estado de necesidad, pero organizaciones orientadas a cuidar a los animales son muy pocas.
Resalta la importancia de educar y sensibilizar a la comunidad para atacar la problemática de los perros sin hogar.
Su amplia experiencia en mercadotecnia le ha servido para encontrar empresas y organizaciones dispuestas a apoyarlo, entre ellas, aerolíneas, empresas dedicadas a la construcción e incluso ha logrado conversar con familiares cercanos a Donald Trump para conseguir fondos.
Es así como cada día, antes del amanecer, Fernando Kushner se sube a su viejo vehículo y se introduce en las calles de La Paz para alimentar a los perros callejeros de su ciudad. Una labor tan noble que nos hace recobrar la fe en la humanidad.
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