Resulta curioso y hasta quizá irónico que, en un país como la India, tristemente célebre por la infinidad de casos verificados de trato injusto hacia los animales, específicamente hacia los perros callejeros, aún se vean ejemplos de bondad que desdicen de toda esa mala fama creada por seres sin escrúpulos.
El caso de Anthony es digno de ser contado y alabado por todo aquel que, como tú y como yo es amante de los animales, ya que el noble hombre de 70 años, desde sus 63 no sabe lo que es dormir más allá de las 3:30 de la madrugada. A esa hora se despierta todos los días solo para cocinar y dar de comer generosas porciones de arroz con pollo a todos los perritos que viven en su vecindario de la ciudad de Kerala, India.
Anthony es conocido por todos en el vecindario por su noble labor
Lo primero que Anthony hace al abrir los ojos cada mañana es saltar de la cama, como empujado por un resorte de pura nobleza, y se va a la cocina a preparar unos cuantos trozos de pollo con especias que deja cociendo mientras que, en otro fogón prepara el arroz para acompañar el menú.
Media hora después, a eso de las 4, el hombre empaqueta las raciones en bolsas separadas que incluyen unas galletas especiales para perros como postre. Ya a las 5 está duchado, afeitado y vestido, listo para su diaria faena de repartir amor transformado en comida a los perritos que, poco a poco se le acercan felices a lo largo del camino que une a las ciudades de Vennala y Jaratha.
Ya son 7 años que Anthony realiza la misma tarea, a veces incluso sacrificando su propio alimento en beneficio de los peludos sin hogar. Apenas tiene suficiente comida, pero alimenta a los perros callejeros. Pareciera que la ciudad de Kerala, hogar de este increíble ser humano, es un muy buen lugar para tener “una vida de perro”.
“Muchos de estos perros están desfalleciendo de hambre. En los viejos tiempos, la comida desechada era puesta directamente en la puerta para que llegaran a comer los perros callejeros, pero ahora, ponemos la comida sobrante en un plástico, le hacemos un nudo y la tiramos por ahí. Como resultado, los perros no pueden acceder a ella”, aseguró Anthony.
Siempre es reconfortante saber que hay gente que realmente se preocupa de los perros en situación de calle. Ya a eso de las 8 a.m., Anthony se encuentra de regreso en casa con una satisfacción enorme después de repartir afecto, amor, pero, además, cumplir con su devoción religiosa asistiendo sin falta a su iglesia.
“India es un país verdaderamente único. Quizá es la creencia en el karma, la idea de que ese perro podrías ser tú y, si no prestas atención a tu vida, en verdad podrías ser tú”, dijo Ingrid Newkirk, la cofundadora británicaestadounidense de People for the Ethical Treatment of Animals (PETA, por su siglas en inglés), quien creció en India.
El trabajo de Antony es realmente loable: dedicar buena parte de su tiempo en preparar comida para estos perros sin esperar algo a cambio, es un verdadero acto de valentía, solidaridad, y de una enorme empatía que no tiene precio.
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