Es un perrito a quien se le ha visto correr junto a sus amigos caninos maratones en las calles de Perú, con su silla de ruedas especial, él es un ejemplo de perseverancia y su historia merece ser contada, ya que su pasado no es tan inspirador. Él tuvo que sufrir mucho antes de llevar la vida que lleva ahora, fue rechazado, ignorado, torturado y abandonado en una estación de trenes sin posibilidad de alimentos.
Un grupo de jóvenes lo encontraron atado en un extraño artilugio con correas que le impedían moverse libremente, lo liberaron y le dieron algo de comer y beber.
Pero dos semanas después volvieron a pasar por el lugar y el pobre perrito continuaba ahí, ante la mirada indiferente de miles de personas que a diario pasaban por la estación. No podían dejarlo ahí, así que se pusieron en contacto con Sara Morán, fundadora de Milagros Perrunos, un refugio para perros con discapacidad en Perú.
Decidieron llamarlo Cabezoncito, “él no podía caminar, aparentemente sufrió un accidente que lo dejó invalido”, dijo Sara, quien lo llevó inmediatamente al veterinario.
Las noticias en el veterinario no fueron mucho mejores: su columna estaba gravemente herida, sufría una insuficiencia renal, su piel tenía muchas cicatrices y heridas, además por haber estado atado durante tantos días sobre el artilugio que no le permitía moverse estaba lleno de heces y orina, lo que hizo que sus genitales se irritaran.
El veterinario no estaba seguro de si lograría recuperarse y lo más probable es que nunca lograría caminar nuevamente.
Esto normalmente lo llevaría a la eutanasia, pero Sara se rehusó a renunciar a Cabezoncito, así que con los escasos fondos con los que contaba el refugio costeó una operación para su columna y el tratamiento renal. Además, mientras él se recuperaba de su cirugía, logró conseguir una silla de ruedas especial para que este perrito tan luchador pudiera movilizarse por su cuenta.
Él continúo usando pañales por un tiempo y su dieta tenía que ser especial debido a su condición renal, pero a pesar de eso y no poder caminar sin su silla de ruedas comenzaba a vivir una vida plena.
Cabezoncito ahora vive en el refugio con más de 60 hermanos y hermanas con condiciones similares a las suyas, por lo que nunca más se sentirá solo.
Además, su calidad de vida ha mejorado tanto que ahora puede correr como todo un guerrero por las calles de Perú en maratones diseñadas para cientos de perros con problemas de movilidad.
TheDodo / TopBuzz
Su vida fue muy difícil en un principio, pero también conoció la bondad humana. Después de todo lo que sufrió sigue siendo un perrito muy amable y cariñoso con las personas, que ama dar paseos por la playa y los alrededores de su refugio. Si te parece que Milagros Perrunos hace una gran labor puedes ayudarlos con una donación desde aquí.
Y si crees que Cabezoncito es un guerrero que nos enseña a ser fuertes, comparte su historia.