Para nadie es un secreto que los perritos son unas criaturas realmente leales pero no sólo ellos tienen esta gran virtud en sus corazones, sino que algunos humanos saben muy bien cómo responderles su compañía incondicional. Sobre todo los niños.
Uno de esos casos es Jean, un niño de 13 años y padre de un peludito llamado Lester hasta que una tragedia ocurrió en sus vidas.
El pasado mes de enero la casa en Villa el Salvador, Perú, en la que vivía el pequeño y su familia fue devorada por un terrible incendio.
Al lugar llegaron los bomberos y demás rescatistas, quienes lograron sacar a los miembros del grupo familiar pero una vez fuera de peligro el pequeño Jean notó que hacía falta su amado perrito.
En ese instante, el niño perdió el control y sin pensarlo dos veces se adentró entre las llamas para rescatar a su amigo incondicional.
Desde una ventana, el pequeño logró sacar a su mascota Lester y lo dejó caer para que los socorristas lo atraparan. El plan improvisado de Jean funcionó y el animal estuvo fuera de todo peligro, pero lamentablemente no fue así para el niño.
El calor y los gases tóxicos liberados por las llamas hicieron que el pequeño perdiera el conocimiento y no logró salir a tiempo. Los bomberos ingresaron a la vivienda pero cuando lograron sacarlo ya era demasiado tarde, Jean no respiraba.
El pequeño Lester en el funeral de su heroico dueño.
El último acto heroico del pequeño salvó a Lester pero también le costó la vida. Un precio bastante alto tuvo que pagar por su fidelidad y por el amor que le tenía a su mascota.
La tragedia destrozó el corazón de su familia y de toda la comunidad. Los padres de Jean no podían aprobar el acto de su hijo, pues el dolor que les embargaba era demasiado grande.
La familia consideró no quedarse con el perrito y por esa razón la Asociación Peruana de Protección a los Animales ASPPA intervino, para asegurarse de que el peludo no fuera a dar a la calle.
Sin embargo, en un último avance publicado en Facebook, ASPPA ha informado que Lester se quedará en casa con su familia. Estas personas han recapacitado y dejaron de lado su enojo por la situación y entendieron que el perrito no había sido el responsable de la pérdida de su hijo. Al contrario, Lester es ese pedacito de amor que el niño les dejó antes de irse al cielo.
El pasado 31 de enero se celebró el funeral de Jean y la familia asistió en compañía del perro, que vestía una camiseta blanca con la cara de su amado dueño.
El momento fue desgarrador para todos pero la presencia del cachorro en el lugar les recordó la verdadera razón por la cual estaban allí reunidos.
A pesar de que la vida de Jean fue bastante corta, su ejemplo debe retumbar en los corazones más duros. Los animales no son propiedades y cuando se lleva a alguno a casa se convierten en parte de nuestras familias.
Esa fue la razón por la cual el pequeño corrió entre el fuego, él sabía que no se trataba de un objeto sino de la vida de su compañero más preciado.
El acto de Jean debería hacer recapacitar a más de uno sobre el trato que le da a sus mascotas. Comparte esta historia y ayúdanos a darle al pequeño el reconocimiento que merece su heroico acto de amor.