Todo aquel que atraviesa por un momento difícil y traumático en su vida suele aferrarse a ese ser con el cual compartió tan amargo episodio. Esta compleja situación es la que ha provocado que dos gatitos indefensos se nieguen a separarse uno del otro y se abracen frenéticamente para que no los alejen.
La soledad y el mal recuerdo les impiden a estos hermanitos pensarse el uno sin el otro.
Bonsai y Buddha son unos hermanitos felinos que conmueven a sus rescatistas con el amor que se profesan tras los días de dolor que les ha tocado vivir.
Estas indefensas criaturas experimentaron muy de cerca lo que significa la maldad humana, después de que alguien los metiera en un saquito de tela y los dejara en una calle con la intención de negarles vivir.
El destino y sus maullidos desesperados les dieron una nueva oportunidad.
Un buen samaritano se percató de que había un animal en el saco y decidió reportarlo. El hombre se comunicó con la organización de rescate animal Bottle Baby Fosters, a cargo de Melinda Blain.
Cuando la dama supo del caso no dudó en conducir al otro extremo de la ciudad de Phoenix en Arizona (Estados Unidos), sabía que debía rescatarlos.
Estos angelitos no podían quedar desprotegidos.
Al llegar al sitio, el vecino estaba esperándola y una vez juntos procedieron a desatar el saco. Para la sorpresa y horror de todos no se trataba de uno sino de dos animalitos, un par de felinos diminutos que se abrazaban angustiados.
La escena les rompió el corazón.
Debido a las condiciones en que fueron encontrados, era obvio que los animalitos habían sido abandonados por alguna persona y muy posiblemente arrancados cruelmente de la protección de la madre.
Toda esa situación traumática los había dejado llenos de terror y de allí el afán que mostraban en abrazarse.
Los pequeñines estaban indefensos.
Melinda se hizo cargo de los felinos que tenían algunas lesiones en sus almohadillas, así que la joven los curó con amor y ternura.
Sus buenos tratos y alimentación constante la hicieron merecedora de la confianza de los hermanitos, quienes ahora la ven como su madre y salvadora.
Estas ternuritas no tendrán que sufrir más.
Bonsai y Buddha ya no sienten temor, pues saben que están a salvo pero la costumbre de abrazarse uno con otro al dormir sigue permanente.
Es indudable el lazo que se estableció entre ambos, así que Melinda no piensa separarlos. Estos pequeños han sufrido mucho para lo poco que llevan en este mundo y no hay necesidad de causarles más dolor.
El egoísmo y maldad humana no nos deja ver los sentimientos de estos animalitos pero en este abrazo hay tanto dolor que debería sensibilizar a cualquiera, no te vayas sin compartir la historia de este rescate.