Para los occidentales, la sola idea de incluir la carne de perro en nuestra dieta puede resultar estremecedora. Vemos a estos hermosos animales como compañeros insuperables, sin embargo, en Asia no ocurre lo mismo.
En muchos países de este continente, los perros son vistos como un alimento muy preciado a pesar de que tras la pandemia ya hay duras leyes que lo prohíben. Pero siempre quedará el mercado ilegal arrinconando a los perritos a un horroroso destino mortal.
Es por esto que numerosos animalistas y amantes de las mascotas, están librando una verdadera batalla para salvar a estas criaturas de esa crueldad.
Michael sabía que no podía dejar atrás a estos animalitos
Michael, un francés que decidió radicarse en Camboya, es uno de esos luchadores. El trabajo de Michael comenzó cuando vio a un par de perros dentro de una jaula cerca de un restaurante.
No le fue difícil adivinar cuál era el motivo para que estas mascotas permanecieran allí.
Lo que más llamó su atención, además del destino cruel que le esperaba a los dos perritos, es que uno de ellos tenía la cabeza atorada entre los barrotes de la jaula y a nadie parecía importarle su sufrimiento.
Si al final de cuentas ven a los perros como un producto y no como seres que sienten y sufren, no es de extrañar la indiferencia.
En este video conocerás la historia de Michael
Michael intentó negociar con el dueño del restaurante para que dejara a los perros en libertad, pero el hombre se negó rotundamente.
Sin embargo, el francés no se daría por vencido. Él siguió acudiendo al lugar, hasta que al hombre no le quedó más remedio que liberar a los perritos.
Con paciencia, lograron liberar al perrito que tenía la cabeza atorada en la jaula
El rescatista necesitó de la ayuda de algunos amigos para liberar la cabeza del perrito de los barrotes de la jaula y se llevó a los animales consigo, pues estaban débiles y requerían de muchos cuidados.
Entonces Michael notó algo más. Los dos perros que acababa de salvar no eran los únicos que esperaban a que llegara su hora. En el establecimiento había al menos siete cachorros más dispuestos para el sacrificio.
El francés supo que no podría detenerse y comenzó a negociar la liberación de los otros animalitos. Con perseverancia, empatía y mucha insistencia, Michael logró lo imposible: todos los animales fueron puestos en libertad y él los ubicó en su casa.
Justo ahora él no tiene el espacio suficiente para cuidar de estos nueve rescatados, pero no se detendrá por esto. Michael decidió crear una fundación y, en adelante, salvará de la muerte en Camboya a tantos perros como pueda. Es un gesto maravilloso que salvará numerosas vidas.
Michael no se detendrá en su tarea de salvar la vida de más perros en Camboya
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