Jeep recibió su primera inyección de anestesia antes de cumplir su primer año porque tuvo la mala suerte de pasar toda su infancia en un laboratorio, donde fue utilizado para investigar HIV, hepatitis y enfermedades de la sangre.
Y si hay algo de bueno en haber nacido y ser criado en un laboratorio es no tener que separarse de los padres, que también viven en el New York Blood Center’s (NYBC) ubicado en Liberia, África.
Las penurias por las que pasaron, como ser infectados con una batería de enfermedades y estar enfermos con heridas todo el tiempo, crearon un fuerte lazo entre ellos.
Jeep y sus padres trataron de escapar varias veces del laboratorio, pero siempre con el mismo resultado: las horas de libertad finalizaron con un dardo tranquilizante. Y de vuelta al laboratorio.
Después de vivir años en este lugar, la familia dejó de soñar con el escape. Pero hace alrededor de una década, la familia pasó a ser parte de la lista de chimpancés desechables. Su contribución a la ciencia dejaron de ser útiles. Y el laboratorio cerró.
Los chimpancés eran utilizados en el laboratorio para realizar pruebas científicas.
Son más de 60 chimpancés que viven en la isla, donde fueron abandonados.
Tuvieron que aprender a subsistir tras años de encierro en el laboratorio.
Los 60 chimpancés quedaron varados en las islas de Liberia, donde estaba el laboratorio (que llevaba su nombre), libres de recorrerla y en aparente libertad.
Al principio, parecía una liberación dulce y tranquila. Durante 10 años el laboratorio suministró a la colonia con comida y agua, pero luego decidieron abandonarlos. En el 2015, los chimpancés fueron dejados en la isla donde no había ni comida ni forma de procurársela.
“Imagine que queda atrapado en una isla desierta sin posibilidad de alimentarse” explica Jim Desmond de la Humane Society of the United States (HSUS) dice en un video de Youtube. “Estaría desesperado. (…) Y estos chimpancés ni siquiera saben por qué”.
HSUS y otros han trabajado por estos chimpancés organizando actividades para recaudar fondos. Veterinarios y voluntarios han ido a la isla para cuidarlos. Y así cientos han ayudado a los chimpancés.
Los chimpancés están recibiendo comida y la atención médica que necesitan.
La población creció sin ninguna supervisión en una isla que no estaba preparada para albergarlos.
Aunque lo más importante es que son libres.
Este es Jeep, ya con más de 10 años y probando su fuerza con otro de sus compañeros.
HSUS
Y gracias a la ayuda recibida, los chimpancés han logrado sobrevivir. Jeep vive junto a su madre pero lamentablemente su padre murió.
Hoy Jeep está descubriendo un mundo nuevo, pero reclama la niñez que perdió debido al New York Blood Center.
HSUS sigue sosteniendo una campaña para que el New York Blood Center pague por dejar así a los animales. Si quieres unirte a su lucha, ingresa en este link. Además puedes ayudar donando para que los chimpancés sigan recibiendo el cuidado que merecen ingresando en esta página.
¡Comparte la historia para que más personas ayuden a estos chimpancés!