Griswold es un adorable beagle de ocho años de edad que buscaba desesperadamente un hogar lleno de amor, en el cual pasar los últimos días de su vida… ¡Probablemente, esta sea su última Navidad! 🙁 Este chico estaba en el Richmond Animal League, un refugio en el que lo diagnosticaron de linfoma. «Buscamos opciones para su tratamiento, que puedan ayudarlo a estar más cómodo», dijo Kaicee Robertson, coordinadora del RAL.
El chico además sufre de ojo seco crónico y está recuperándose de problemas en la piel. La RAL buscó a alguien que pudiese abrir su corazón y las puertas de su hogar para brindarle al pequeño una última navidad en paz, rodeado de cariño.
Entendemos el pronóstico, pero él es un perro especial y confiamos en que hay alguien allí afuera que lo amará durante el tiempo que le quede», continuó Kaicee.
Afortunadamente, ¡ocurrió lo que todos estaban esperando! Jill Anderson se enteró del caso de Griswold y sintió deseos de llevarlo a casa a disfrutar de sus últimos días. Se entregó a brindarle el hogar perfecto. «Vi la historia publicada en un grupo de Facebook. Como vivo en Richmond, Virginia, y amo a los perritos mayores, sabía que no podía dejar a Griswold en el refugio. Así que corrí al refugio para completar la solicitud de adopción», contó Jill.
Una de las cosas más bonitas de esta historia es que ahora Griswold no solo está cómodo en el calor del hogar, sino que está acompañado de Maddie, su nueva hermana, una adorable Puggle de 14 años. Jill rescató a esa chica hace tiempo, así que se trata de una mujer que ama y entiende a los perros.
«Ha estado ocupado buscando sus lugares favoritos en la casa, revisando todos los juguetes y visitando el parque para perros del vecindario con Maddie. ¡Su cosa favorita hasta ahora es poner las patitas delanteras en el soporte de la TV para mirarla!», continuó Jill. Todos sospechan que este chico tendrá las mejores navidades de su vida, y la sospecha tiene fundamento, ya que lo que hicieron por él es muy bonito.
Jill es una gran persona por hacer lo que hizo, y todos los que lo ayudaron en el refugio también lo son. Lo más maravilloso de los perros es que cuando están en necesidad, parecen necesitar mucha ayuda, y cuando finalmente alguien los ayuda, terminan siendo ellos quienes llenan la vida de los humanos, la cambian, la mejoran…
¡Comparte la bonita historia de la Navidad feliz de Griswold!