Cuando el calor apremia hacemos cualquier cosa por refrescarnos, y si no tenemos cerca una buena ducha hay que solucionar el problema de alguna manera. Y al parecer eso mismo pensó un acalorado emú en Australia, lo que sacó la risa de muchos internautas.
El excesivo calor de hasta 40 grados centígrados característicos de diciembre a febrero en el suelo australiano, fatiga inclementemente no sólo a los seres humanos sino también a los animales.
Las personas dentro de sus viviendas pueden soportar las elevadas temperaturas con la ayuda de los equipos de aire acondicionado, pero al aire libre resulta un gran sacrificio tratar de sobreponerse a un clima tan intenso.
El sol directo e incluso insolaciones se convierten en una agonía para muchas especies, que buscan cualquier forma de aliviar el desasosiego que les produce el inclemente sol.
Blacky disfrutando del agua
Precisamente, en una granja de Queensland, durante el mes de febrero pasado, un emú de casi dos metros llamado Blacky, no encontraba cómo calmar el calor que no lo dejaba estar tranquilo en ninguna parte. Caminaba de un lugar a otro buscando algo de sombra o un poco de agua, solo quería sentirse mejor, pero nada lo aliviaba.
De repente vio en el suelo un extraño artefacto que no conocía, y de inmediato despertó su curiosidad. Lo que llamó tan vehemente su atención, era un aspersor de riego que estaba abierto, en ese preciso momento, para regar el césped.
El divertido instante fue grabado por el humano de la exótica ave no voladora, quien es un conocido cazador de serpientes en esa zona, y lo compartió en sus redes sociales.
A Blacky no le importó perder el glamour, y como si se tratara de un niño travieso empezó a disfrutar de lo lindo de su refrescante descubrimiento. Comenzó tocando con su pico el salvador artefacto, y sin más ni más se le sentó encima.
¡Que graciosas piruetas hacía con su enorme y plumífero cuerpo!
Mientras más sentía el agua en su plumaje más locuras hacía, se movía graciosamente sobre el aspersor, y daba vueltas sin ningún recato. Quedó revolcándose patas arriba, literalmente hablando.
“Nada mejor que un aspersor para combatir el rebelde calor”, seguramente pensó el sofocado animal.
Mientras tanto, desde el interior de la casa los dueños miraban asombrados y no dejaban de reír con las acrobacias que hacía. El agua alborotaba sus plumas y le daba un aspecto muy gracioso. ¡Un plumífero muy atrevido, sin duda!
“Ese animalito mojado parece de todo menos un emú”, escribió un risueño usuario.
En Australia cada vez más personas tienen un emú como mascota, tener suficiente agua cerca para evitar que se acaloren y sufran es una necesidad pero también una bendición, contando que no todos tienen la misma fortuna en el contrastante país.
Comparte esta divertida historia con todos tus amigos para que se rían con las divertidas peripecias del sofocado emú.