Si algo tenemos los humanos que nos diferencia de los perros, es la capacidad que tenemos de dejar de ser niños. Sin embargo, los perros no pierden ese privilegio y siempre que pueden sacan ese cachorro que llevan dentro a través del entretenimiento a toda costa, tengan la edad que tengan. Los perros juegan durante toda su vida, incluso, siendo ancianos.
Necesitan jugar tanto como comer y es una necesidad fisiológica que desde que son cachorros les ayuda a forjar su personalidad. Una vez el perro pasa a nuestras casas, no tardará en encontrar la forma de divertirse con lo que sea: zapatillas, cojines, alfombras y… ¡ovejas!
Así, como se lee. El caso de Nelson es todo un caso, valga la redundancia. Se trata de un perro pastor quien ha sido catalogado por su propio cuidador como el “peor pastor del mundo”, todo porque en lugar de hacer su trabajo, lo único que le interesa es pasarla de lo lindo y para ello, parece que ha inventado una nueva forma de dirigir a su rebaño.
“Es mucho trabajo y son pocos los momentos de diversión”, seguramente pensó Nelson… Entonces, cuando el perrito salió a pastorear a las ovejas decidió, en vez de velar por ellas, guiarlas en una coreografía, tan inusual como graciosa, que ha conquistado la simpatía de miles de internautas alrededor del mundo.
Cuando su cuidador vio esto, se echó a reír y sin pensarlo comenzó a grabar en video para capturar este divertido y tierno momento.
“Tal vez Nelson no esté jugando y esté inventando un nuevo estilo de pastoreo de ovejas. ¡Seguro debe ser eso!”, dijo divertido, su humano.
No podemos culpar a Nelson, pues todos sabemos que a los perros les gusta jugar. ¡Vio una oportunidad de divertirse y la aprovechó! No hay más. Sin duda, las escenas nos ofrecen un momento de pura diversión, capaz de animar el día de cualquier amante de los animales.
“Es demasiado juguetón, igual le pago su salario, aunque no trabaje”, dijo entre risas el responsable de Nelson
Porque lo dan todo sin pedir nada. Porque ante el poder del hombre que cuenta con armas, son indefensos. Porque son eternos niños, no saben ni de odios ni de guerras. Porque no conocen el dinero y se conforman solo con un techo donde refugiarse del frío.
Porque se dan a entender sin palabras, porque su mirada es pura como su alma. Porque no saben ni de envidias ni de rencores, porque el perdón es algo natural en ellos. Porque saben amar con lealtad y fidelidad.
Porque dan vida sin tener que ir a una lujosa clínica. Porque no compran amor, simplemente lo esperan y porque son nuestros compañeros, eternos amigos que nunca traicionan. Porque están vivos. Por esto y mil cosas más, los animales merecen nuestro amor.
Comparte esta hermosa historia de travesuras y amor con tus seres queridos y, para terminar solo les puedo decir que una mascota aleja la soledad, te hace reír cuando más triste estás, y nuestras vidas son mucho mejor con este amor incondicional.