No podemos negar que para algunos dueños de perritos la hora del baño puede resultar todo un reto, quienes deseosos de dejarlos limpiecitos muchas veces tienen que ingeniárselas para lograr que la adorable bola de pelos se deje asear por completo.
Oaken es uno de esos perritos que si bien acepta bañarse, insiste en dejar claro algunas condiciones.
El perrito siempre mira con amor e irradia felicidad.
Una de las más importantes es hacerle saber a su madre que por nada del mundo el agua tocará su hermosa y esponjosa cola. Este hermoso perrito hará lo que sea para evitar lo que para él sin duda es un gran infortunio.
Oaken es un mini pastor australiano que desde que llegó a la vida de Michaela Koch, se encargado que sus días estén colmados de infinito amor y grandes aventuras. La madre de Oaken comenta:
“Es extremadamente terco, pero al mismo tiempo es extremadamente tierno”.
Si bien este perrito acude al llamado del baño sin ningún tipo de negación entrando a la bañera con toda la disposición de salir aún más adorable, cuando Koch intenta lanzarle agua sobre su cola, el perrito no duda en realizar su divertida rutina.
“Se desliza hasta la parte de atrás de la bañera y desde allí simplemente apoyará los pies en la pared o en el borde. Mientras continuamos bañándolo, ¡él continúa moviendo sus pies más arriba de la pared!”
Desde que era un cachorro el perrito realiza la misma maniobra apoyándose sobre sus patas delanteras al costado de la ducha en un intento fallido para evitar que mojen su colita.
Tras años realizando esta maniobra Oaken se ha convertido en todo un experto en equilibrio sobre dos patas en una superficie bastante resbaladiza.
No importa en qué parte de su cuerpo caerá el agua, su reacción siempre será la misma.
Aunque esta hermosa bola de pelos lo ha intentado por años, finalmente cede ante la petición de su madre y se deja limpiar la cola como el resto del cuerpo.
Oaken ha demostrado ser un perrito muy obediente, a pesar de evitar que moje su colita su madre destaca que nunca ha intentado salirse de la bañera.
Una divertida rutina que por extraña que parezca no deja der ser adorable.
El obediente perrito no es fanático de los baños pero si de los zoomies, por lo que al salir de la bañera empieza a realizar movimientos aleatorios para liberar toda su energía acumulada.
Koch dice:
“Se vuelve loco después del baño donde sigue haciendo parkour fuera de todos los muebles, derribando todo en su camino. La hora del baño no es una de sus favoritas, ¡Pero al menos ama a sus humanos!”
Sin duda, esta hermosa bola de pelos sabe que la mayor recompensa viene después de baño, diversión sin límites y amor infinito.
Comparte esta historia con tus seres queridos y recuerda que lo mejor que podemos hacer es llenar de amor a los animalitos, ellos nos lo devolverán multiplicado.