Esta historia comenzó durante el verano pasado cuando Sue Rogers, el fundador de The Mia Foundation recibió una llamada para preguntarle si podía recibir a un pajarito abandonado.
Mientras el personal de construcción trabajaba en un rampa de un estacionamiento encontraron el nido de este pequeño pajarito, todo indicaba que su madre no regresó después de que el nido fue movido de su sitio.
Sue accedió a acoger a la palomita huérfana, a quien nombró Lovey, pensando que solo estaría con ellos unas pocas semanas hasta que aprendiera a comer y volar.
Pero cada vez que Sue intentaba devolver a Lovey a la naturaleza, siempre la encontraba de vuelta en su terraza unas horas más tarde.
Ya cerca del otoño Sue trajo a Lovey de regreso a la casa para protegerla del frío. Lovey sabe que en la casa tiene rienda suelta, puede volar a donde quiera y eso realmente le encanta.
Sin embargo, ella nunca mostró interés en los otros animales que vivían en la casa hasta que apareció un cachorrito llamado Alfie.
«Alfie tiene 8 semanas, pero es del tamaño de un cachorro recién nacido. Tiene el paladar hendido, y estoy 99 por ciento seguro de que tiene hidrocefalia y posiblemente también una afección cardíaca», dijo Sue.
Alfie no solo se fue haciendo más fuerte bajo el cuidado de Sue, sino que también se volvió aventurero, pero con un peso que no llega al medio kilo, es demasiado pequeño para jugar con alguno de los otros perros de la casa.
“Alfie necesitaba empezar a socializar, así que lo dejé correr por la casa todo el día bajo supervisión. Siempre hay que tener mucho cuidado y vigilarlo”, agregó Sue.
Lovey de inmediato simpatizó con Alfie. Ambos han desarrollado un vínculo muy especial e incluso tienen su propio lenguaje y un estilo de juego único.
“Lovey se la pasa volando por la casa durante el día y me di cuenta de que cada vez que ponía al cachorro en el suelo ella volaba inmediatamente hacia él. Posiblemente ella cree que es otro pájaro porque es del mismo color y aproximadamente del mismo tamaño que ella. Lovey no interactúa así con ninguno de los otros peludos de la casa», agregó Sue.
A Lovey le gusta subirse a Alfie para que la lleve a cuestas o perseguirlo por la casa, ulular suavemente y picotear su pelaje.
«Son los animales más pequeños que tenemos, cada uno necesita un amigo», dijo Sue.
Alfie parece agradecida por la compañía y Sue está muy feliz de ver florecer esta adorable amistad entre los dos pequeños animales.
Sue planea intentar liberar a Lovey cuando las temperaturas sean más altas, pero mientras Alfie y Lovey se necesitan el uno al otro en este momento. Comparte esta emotiva historia