Pippin fue rescatado, junto con otros gatitos, de un terrible lugar en Canadá. Se encontraba en una descuidada granja en la que había muchos animales sin recibir ningún tipo de atención, por lo cual la dueña del establecimiento debió enfrentar cargos por acaparamiento y negligencia de animales.
Una de las cosas que más impactó a todos es que no era la primera vez que esta mujer enfrentaba estos cargos, pero volvió a cometer los mismos errores.
En este rescate fueron rescatados más de noventa gatitos, entre otros animales.
Al realizar el rescate, las personas de Humane Society International Canada se dieron cuenta que la salud de muchos de ellos era terriblemente precaria. Había casos en los que era un milagro que siguieran con vida, como el pequeño Pippin, quien estaba extremadamente desnutrido pero parecía tener muchas ganas de vivir.
“Su condición era terrible. Estaba muy por debajo de su peso ideal. Estaba sucio y con el pelaje enredado”.
A pesar de que era prácticamente imposible que lograra sobrevivir, sus rescatistas decidieron darle una oportunidad; así que lo ubicaron en un hogar temporal en donde pudiera recibir toda la atención que necesitaba. Sayara Thuston estuvo a cargo de Pippin y no se separaba de él para lograr darle todas sus medicinas. Con el tiempo el pequeño comenzó a recuperarse, hasta que logró tener la fuerza suficiente para comenzar a buscar su hogar definitivo.
El estado del gatito era tan delicado que incluso moverlo con un poco de brusquedad podría acabar con su vida.
Ani Unrau y su novio, Liam McConnell se encontraban buscando un nuevo gato para integrarlo a la familia. Ya tenían una linda gatita llamada Gabi, pero cuando supieron de la dura historia de Pippin se encariñaron de inmediato con él y no esperaron ni un día para comenzar los trámites de la adopción.
“Cuando vimos su foto nos enamoramos de él”.
Sin embargo, debido a las duras experiencias que Pippin había pasado, lograr acomodarse en su nuevo hogar tomaría algo de tiempo. En el instante en que llegó a su nuevo hogar sintió mucho miedo, así que corrió a toda velocidad y se escondió debajo de un sofá.
Los nuevos dueños de Pippin dejaron su agua y alimento cerca del sofá, para que el gato se adaptara a su ritmo.
Por suerte, sus nuevos padres lo tomaron con calma. Decidieron encerrar a la otra gata para que Pippin se sintiera cómodo de poder explorar la casa durante la noche. Ani también quiso pasar la noche en el sofá para estar cerca de Pippin en todo momento, y aunque estaban preparados para un proceso de adaptación mucho más difícil, solo tardó un par de horas en tomar confianza.
“Cerca de la medianoche, Pip ya estaba lo suficientemente cómodo para caminar por toda la casa como el dueño del lugar. Incluso jugó conmigo su primera noche”.
Ahora han pasado los años y el dulce Pippin lleva una vida feliz con su nueva familia. Se lleva muy bien con la otra gatita, y recibe constantemente todo el amor que no pudo obtener en sus primeros días de vida.
Te invitamos a compartir esta nota para celebrar el enorme cambio que Pippin logró dar en su vida.