La idea de que los gatitos no se llevan con los canes es algo completamente errado, pues pese a tener caracteres diferentes, una perrita está demostrando ser la mejor cuidadora de cada uno de los felinos que llegan a casa. Y con ello tira al suelo cualquier teoría absurda.
Su nombre es Kona, una labrador que siempre se ha caracterizado por tener un instinto muy maternal pero que ahora tiene encantada a su dueña.
La perrita ayuda a su humana, que es voluntaria en una organización de rescate.
La humana de Kona, Asa, sirve de madre temporal para los gatitos rescatados que llegan a The Crazy Cat Family. Esta es una organización que está ubicada en Nueva York, en la que son especialistas en TLC (tiempo, amor y cuidados), por lo que esos mismos beneficios deben ofrecerle los voluntarios a los animalitos rescatados, y la hermosa perrita lo sabe muy bien.
Tanto que ella misma se apuntó a ser la cuidadora oficial de unos gatos sin hogar.
Los hermanitos felinos habían sido encontrados en el patio trasero de una casa ubicada en Queens. Los pobres estaban en pésimas condiciones, así que Asa se hizo su mamá temporal pero con ella también se apuntó su perrita.
Cuando fueron rescatados los gatitos tenían entre 3 y 4 semanas de vida, así que esas bolitas maullantes despertaron la curiosidad de Kona.
La perrita solo quería ayudarles a sentirse mejor.
Los gatos bautizados como Peanut, Cashew, Pistachio, y Hazelnut, se ganaron la confianza de Kona y la identificaron como parte de sus cuidadoras, pues de algún modo así era.
La perrita se acerca a cada uno de los pequeños y los llena de besitos, es una peluda muy consentidora pero además protectora.
Desde el primer día, la perrita llevó a los gatos a su camita en donde los consuela y cuida.
Recibir visitas de este tipo no es nada extraño para Kona, quien se encariña con cada gatito que llega a casa. Sin embargo, nunca habían sido felinos tan pequeños y esto parece haber despertado en ella su instinto maternal.
Además, parece que los hermanitos también creen que la perrita es su mamá.
De hecho, el primer día Peanut se acurrucó en el pecho de Kona buscando ser amamantado. Por obvias razones el intento fue en vano, pero la escena conmovió tanto a Asa que de inmediato supo que el vínculo de su perrita con estos mininos era mucho más especial de lo que había creído.
Peanut es el más consentido e inquieto de la camada.
Aunque al llegar a casa estos felinos eran temerosos y muy pequeños, ya comienzan a demostrar su personalidad. Todos son unos verdaderos exploradores y muy juguetones, pero Peanut es quien tiene más energías de todos.
Él es el más chico pero sus maullidos insistentes lo hacen notar. Peanut siempre quiere que se le consienta y acicale y esto no le molesta a la perrita.
Kona disfruta sentirse la mamá y protectora de los gatitos, aunque el trabajo no siempre es sencillo.
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Peanut es quien más lata le da a la perrita. En una ocasión intentó escapar de casa y Kona debió correr hasta la puerta, tomarlo con su boca y llevarlo de nuevo a la sala. Aunque tenga muchas energías, el felino reconoce la autoridad y nunca más lo volvió a intentar.
De algún modo Peanut sabe que su mamá está siempre vigilándolo.
Estos hermanitos prosperan satisfactoriamente en el hogar de Asa y esto no sería posible sin los cuidados de Kona. La vida de la perrita cambió por completo al conocer a estos gatos y ahora no quiere separarse de ellos. Esperemos que puedan estar juntos mucho tiempo más y que la bella labrador también canalice tanto amor con las nuevas criaturas rescatadas que lleguen a casa.
Los animales de esta historia no saben de diferencias, sino que su corazón responde al llamado del amor, esperemos que los humanos podamos aprender de ellos.