Willow es una gatita muy especial. Ella sólo tiene cuatro meses de nacida y contó con la suerte de haber sido rescatada de las calles justo a tiempo, cuando la encontraron deambulando con un aspecto lamentable por las calles de San José, California.
Para Willow era casi imposible enderezar la cabeza o sentarse
La gatita estaba tan débil que se tambaleaba, no podía alzar la cabeza y ni siquiera podía sentarse. Apenas se sostenía sobre sus cuatro patas, sin energía para nada.
Una persona la rescató y la llevó al Centro de Atención de San José, donde Joyce, una voluntaria de Saving Grace Rescue, pasó a recogerla para convertirse en su madre temporal.
Joyce sintió mucha pena de Willow al ver su curiosa actitud. Estaba tan débil, que la gata ni siquiera tuvo fuerzas para protestar o resistirse, cuando ella la llevó consigo a su nueva casa.
Willow sólo se limitó a dejarse caer en el regazo de su nueva madre temporal, y recibió con sumo agrado las caricias que ella le hacía en su cabecita y en su mentón.
Estaba falta de peso, sucia y con serios problemas para caminar.
Sucia, baja de peso y con su preocupante debilidad, Willow no quiso comer el primer día, solo se limitó a dormir. Joyce tuvo que alimentar a la gatita a mano por dos días, consciente de que no podía dejarla demasiado tiempo sin ingerir alimento o agua.
También se encargó de asearla y de darle todo el cariño que jamás había recibido.
Había que llegar pronto al fondo del problema con esta gatita de cuatro meses. Joyce la llevó a una revisión médica para determinar cuál era la causa de que ella no pudiera sentarse o levantar la cabeza, parecía como si ésta fuese demasiado pesada.
Siempre es muy receptiva con los gatos de Joyce.
La veterinaria revisó a Willow y no supo dar una explicación lógica a sus problemas. No tenía infecciones respiratorias, tampoco una infección en el oído, así que aquél impedimento para sentarse, caminar correctamente o alzar la cabeza, no tenía una posible causa médica.
«No sabemos qué le sucedió antes de que la encontraran, cómo la encontraron, etc.»
Joyce no se rindió y Willow tampoco. Al tercer día, con su paso tambaleante y débil, la gatita se levantó hacia su plato de comida y su madre temporal sintió una grata emoción al ver los avances.
Cuando los gatos residentes y propios que Joyce y su esposo tienen en casa se acercaron a Willow, ella se mostró muy receptiva y desde ese momento en adelante, el camino hacia la recuperación ya estaba trazado.
La gatita no volvió a retroceder y cada día se ponía mejor y mejor.
Una semana después, con patitas más fuertes y la cabeza más erguida, ella fue capaz de correr detrás de la luz de un láser. Ahora juega, explora la casa, está más firme y da muestras de un progreso sencillamente increíble.
Sus avances en sólo 8 días, son increíbles
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