Los refugios de animales pueden encontrarse con los casos más estremecedores, especialmente cuando son mascotas traumatizadas, y con pánico a los humanos, algo que se convierte en un reto difícil de sanar y curar.
Ciertamente, muchas veces las heridas físicas, por muy impactantes que parezcan, logran ser tratadas; pero para las emocionales, no hay jarabe mágico, ni «tiritas» que reparen un corazón destrozado.
No hablamos exclusivamente de los perros, los gatos callejeros pueden terminar también con serios traumas, como una pobre minina que llegó a las instalaciones de PAWS (Philadelphia Animal Welfare Society).
Su historia ha conmovido a millones en las redes. Mochila, como apodaron a la gatita debido a su origen, fue encontrada por una pequeña niña en la calle. Entonces, la inocente menor, en su afán de mantenerla a salvo, la metió en su mochila.
Así, acurrucada y protegida, la llevó al refugio más cercano, pero al sacarla los voluntarios se encontraron con una escena que los desgarró por completo.
No comía nada ni mostraba su rostro a nadie
La gatita, si bien se sentía segura por estar por fin a salvo, se escondía de todos, como si hubiera tenido la peor de las experiencias con los humanos.
Aunque los voluntarios trataron de ganarse su confianza y le ofrecieron todo su amor, ella no hizo más que una gran bola con su cuerpo, y hundió la cabeza profundamente en el brazo de la voluntaria. ¡Era su manera de defenderse por si le querían hacer daño de nuevo!
«Está completamente aterrorizada y apagada a pesar de nuestros mejores intentos de calmarla. Está demasiado deprimida para comer aquí, así que nos gustaría llevarla a un lugar adoptivo o de crianza lo antes posible para que se sienta mejor. A pesar de sentirse tan deprimida, todavía acepta con gratitud que la acaricien y le froten la cabeza», escribieron en una publicación del refugio.
Afortunadamente, la publicación tuvo gran acogida, y poco tiempo después Mochila ya tenía un hogar de acogida, donde como si se tratara de un milagro, pronto comenzó a sentirse amada y protegida.
«Ella acaba de llegar y ya se ha instalado. En el refugio estaba muy asustada para mostrar su rostro o incluso comer, ¡pero ahora que está en una casa se siente como ella misma otra vez!», agregaron.
«Ella no ha llegado y ya está explorando su habitación», dijo su madre adoptiva Michelle.
Increíblemente, bastaron pocos minutos para que Mochila se sintiera a gusto en su nuevo hogar, al que ya llama familia. Ya no lucha por esconderse y todos quedan hipnotizados con su mirada.
Las nuevas fotos de Mochila no tienen nada que ver con aquella temerosa y traumatizada gatita que llegó al refugio.
Es impresionante cuánto daño puede hacer un humano en el corazón de un animalito, pero por otro lado, también nos reconforta saber que con una pizca de amor, esos traumas logran ser sanados. ¡Comparte esta historia que nos devuelve la esperanza!