En el mundo no hay mayor fuerza que el amor y más cuando hablamos de maternidad, esto lo demostró una gatita naranja que pese a tantas dificultades luchó hasta último momento por su cría.
Para todos aquellos que piensan que los animales no tienen sentimientos deberían leer con atención la siguiente historia.
Esta gatita naranja fue vista vagando en un vecindario de Mansfield, Texas.
Los vecinos notaron de inmediato la necesidad que padecía, estaban seguros de que se trataba de una gatita callejera que además presentaba una lesión porque no le permitía movilizarse cómodamente.
La pobre criatura literalmente se arrastraba por el pavimento y eso conmovió tanto a un local que decidió compartir la información en redes para conseguir ayuda.
Por suerte el plan funcionó y la rescatista y fundadora de Four Paws One Heart (en Trophy Club, Texas), Susan Edstrom, decidió intervenir de inmediato.
La mujer se trasladó hasta el vecindario para ubicar a la gatita.
Cuando la bolita de pelo naranja fue localizada, Susan se encargó de ganarse su confianza para que estuviera relajada y poderla atrapar.
Después de algunos intentos el asunto funcionó y la felina estaba en su poder, y lista para obtener la ayuda que requería.
Como a todo animalito rescatado, Sudan llevó a la gata al veterinario. Su caso era de mayor emergencia dada su dificultad para caminar, fue en ese momento que tras realizarle unos estudios de rayos X se determinó que el problema provenía de la columna.
De hecho, fueron necesarios varia consultas antes de dar con el problema puntual.
«La gata tiene una voluntad de vivir muy fuerte. La llevamos a varios veterinarios diferentes y le hicimos radiografías y evaluaciones.
Se determinó que un bb (perdigón) estaba (alojado) en el área T9 de la columna. El consenso fue dejarlo en paz (para evitar más daños). Tenía sensibilidad en los pies cuando se los tocaban», dijo Susan.
Pero no solo eso arrojaron los estudios, sino que la gatita tenía una sorpresa más: la minina estaba embarazada.
Para los rescatistas fue una grata sorpresa, pero también se conmovieron al extremo de solo pensar que la criatura había soportado tanto dolor y en su estado.
Susan localizó un hogar temporal para esta chica con una humana responsable y amorosa que se encargara de velar por ella y hacerle sus ejercicios de rehabilitación.
El médico determinó que dada la localización del problema, era preferible no operar a esta gatita, pero sí rehabilitarla para fortalecer sus patas y darle una mejor vida.
Las semanas siguientes al rescate Chelsea, como decidieron llamarla, demostró la fuerza de la cual estaba hecha.
«Compramos una caja de arena para gatos mayores y ella intentó usarla. Eventualmente vimos vídeos de ella levantándose, tambaleándose y cayendo, pero era persistente y decidida», compartió Susan.
Tras varios días recibiendo su terapia, la gatita comenzó a dar pasos más firmes y estrenó su cajita de arena. La minina descubrió el regalo y le pareció bastante cómodo.
Este animalito se había comportado como una guerrera, pero lo más increíble vino después. Resultó que un día en el que su cuidadora no estaba en casa, Chelsea sintió la llegada de su cría.
Estando solita en casa esta valiente felina trajo al mundo a cinco gatos tiernos y sanos.
El pasado de Chelsea había sido bastante turbio y ahora ella quería evitar que sus pequeños pasaran por situaciones similares.
La gatita cuidó de ellos como una madre abnegada, hasta que la cría fue creciendo y se convirtieron en cinco gatos aventureros y bulliciosos.
En ese instante todos estaban listos para la adopción.
La organización se encargó de que cada felino fuera a vivir con una buena familia y la verdad es que estos coquetones conquistaron muchos corazones.
Sin embargo, hubo un minino que se apegó tanto a su madre que no quisieron separarlos.
Se trataba de Georgie Boy (el mini yo de Chelsea).
La llegada de su hijo ayudó a la gatita a trabajar la confianza en los humanos. Ella se mostraba muy tímida ante las personas, mientras que su pequeño resultó ser bastante social. Él desconocía lo cruel que puede ser el hombre.
«Él la ayudó a encontrar sus alas, y ella se siente mucho más cómoda con la gente cuando él está cerca. Creemos que, adoptados juntos, la ayudará en la transición a un nuevo hogar», dijo Susan.
Georgie y su madre son compañeros incondicionales y por eso las rescatistas piensan que quien se enamore de uno de los felinos tendrá que aceptar al otro. Susan no piensa separarlos, pues sabe lo difícil que ha sido la vida para esta gatita.
Ahora lo que todos desean es que tras sufrir tanto la minina tenga una larga vida y que siempre esté feliz.