Para las criaturas que viven en condición de calle, la confianza hacia los humanos es algo que muchas veces se pierde y algo parecido le pasaba a la gatita de esta historia.
Seguramente, tras recibir más de un maltrato en el pasado, la criatura no permitía que ninguna persona se le acercara pero la situación cambió cuando conoció a una mujer que se ganó no solo su confianza, sino su cariño.
Esta gatita le confió a la samaritana lo más preciado que tenía: sus bebés.
Cuando Shea Prior vio por primera vez a una gatita color ceniza que vagaba por su vecindario se sintió conmovida por la criatura hambrienta pero no le fue posible hacer mucho por ella.
Por ese motivo se emocionó el primer día que vio a la minina husmeando en su jardín, debido a aquella experiencia previa prefirió no acercársele pero su corazón albergaba la idea de poderla ayudar.
Shea solía dejar alimento afuera para que la gatita comiera.
Después de algunas visitas, Shea logró acercarse a la gatita pero se percató de que algo extraño ocurría: la minina estaba produciendo leche. La mujer pensó que había dado a luz y comenzó a buscar a las crías pero no los veía a simple vista.
Los gatitos no estaban en el jardín.
Dado que no podía hallarlos y además se encontraba algo ocupada, Shea decidió preguntarle a la minina ¿dónde estaban sus pequeños?
«Empecé a decirle que me mostrara a sus bebés, y que apostaba a que ellos eran muy bonitos», escribió Prior en una publicación en Facebook.
Sin embargo, no hubo manera de hallarlos hasta el día siguiente cuando la gatita se acercó y como si tuviese mucha confianza se aceró a la mujer y comenzó a frotarse.
“Ella vino corriendo hacia mí y me frotó la pierna mientras hacía su pequeño croar. Después me llevó a mi cobertizo y miré alrededor, hasta que vi a un par de pequeñas bolas de pelusa mirándome. Ella se dejó caer de costado y comenzó a llamarlos para que salieran a verme», dijo Prior.
La gatita había aprendido a confiar en la mujer, tanto como para dar a luz en su cobertizo pero sobre todo para decidir presentarle a sus bebés. De algún modo la gata entendía que con Shea todos estaban a salvo y no había peligro al enseñarle su hermosa familia.
Se trataban de cinco hermosos gatitos que en un principio se mostraron asustados.
Pese al temor, los pequeños accedieron a salir del escondite cuando la mamita los llamó y demostró que todo estaba bien, que con esa mujer no había peligro.
Finalmente todos salieron y fue el momento más enternecedor para Shea, quien por meses estuvo intentando acercarse a la gatita escurridiza que ese día decidió confiarle su más grande tesoro.
La samaritana aprovechó de conocer a los nuevos amiguitos.
Shea relató a detalle cómo ocurrió ese primer encuentro entre ellos:
“Uno de los pequeños grises fue súper valiente y se acercó a mí con su pequeña cola puntiaguda levantada en el aire y me dejó acariciarlo de inmediato. Al final, después de unos 10 o 15 minutos, todos se acercaron a mí y me dejaron abrazarlos y acariciarlos”, dijo Prior.
Tras conocerlos, Shea supo que no podía dejarlos en el cobertizo desprotegidos y decidió abrirle las puertas de su hogar a la familia entera. Los pequeñines estuvieron bajo su cuidado durante unos días, hasta que la mujer logró hallar una familia amorosa para cada uno de ellos.
Los cinco fueron adoptados a excepción de la gatita a quien Shea prefirió mantener consigo, después de semejante muestra de confianza que le había tenido no quería separarse de ella.
Velar por animales desamparados e inocentes es un gran acto de bondad ¡Ojalá que esto pueda ser más contagioso que cualquier enfermedad! Bravo por Shea y su nueva mascota.