Cuando cualquier persona o animalito se enfrenta a una pronta partida por culpa de una injusta enfermedad terminal, se produce un dolor en el alma que es difícil de digerir. No sólo para el paciente, sino para sus familiares y amigos.
No importa si se trata de alguien adulto que ya disfrutó de una larga vida, la idea de la muerte es algo que trastoca a cualquiera.
Por ese motivo, cuando April Kramer y su familia recibieron la noticia de que su su amada mascota padecía cáncer terminal, no supieron cómo reaccionar.
Libra llegó a la familia hacía 15 años atrás y sin duda era uno más de ellos.
En ese momento April tenía sólo 8 años y de inmediato entabló un vínculo más que emocional, con la perrita mezcla de pitbull, que se fue fortaleciendo con el pasar del tiempo.
Esta mujer creció rodeada del amor de Libra y su amigo gatuno Maxell.
La peluda era tan dócil que nunca mostró ningún rechazo hacia el felino, al contrario sabía que él también formaba parte de esa hermosa familia que la había adoptado.
El gatito y la perrita se criaron como verdaderos hermanos
Tras una infancia feliz, la solidaridad con Libra no podía ser menor, pero los días de gloria entre estos dos chicos terminaron hace algunos meses cuando la familia recibió la más dura noticia.
Libra comenzó a sufrir de convulsiones repentinas, así que los Kramer decidieron consultar con el veterinario.
Sin saberlo pronto debían decir adiós a la perrita fiel.
Tras algunos chequeos, el médico descubrió un cáncer terminal que había invadido los pulmones de la peluda.
Aunque la familia insistió en la posibilidad de un tratamiento, no había mucho que hacer; el riñón de Libra también estaba comprometido.
Esta perrita anciana estaba sufriendo mucho, ya había dado todo el amor que podía dar a sus humanos y estos decidieron retribuírselo del modo más especial.
La infancia de April fue mucho mejor junto a Libra.
Los últimos días de Libra estuvieron llenos de muchos cuidados y mimos, su familia deseaba que esos fuesen los mejores de su vida sin importar que llegaría su final.
Si bien los Kramer no podían leer la mente de la perrita, sabían de ciertas actividades que ella adoraba hacer y entre ellas resaltaba el disfrutar de la naturaleza.
Esta chica siempre fue una preciosa consentida.
El día antes de que Libra muriera, April despertó con la idea de llevar a su amiga fiel a dar un paseo en automóvil por una carretera boscosa.
La peluda adoraba sentir la brisa entre sus orejas y sacar su lengüita mientras iba en el automóvil en movimiento.
Esos momentos eran la gloria para Libra y April estaba dispuesta a regalárselo sin saber que sería la última vez.
Esta consentida marcó para siempre la vida de sus dueños.
Ese día la peluda iría a una consulta con el veterinario, pero April decidió desviarse y regalarle antes un recorrido de 30 minutos de aire fresco y paz.
Fue como un momento íntimo entre ambas, un momento que quedó plasmado no sólo en la memoria de la dueña, sino en una hermosa fotografía.
La perrita terminal no podía sentirse más feliz y esa será la mejor recompensa para April.
Ahora que Libra ya se ganó sus alitas cruzando el puente del arcoíris, los Kramer se sienten a gusto de haberle brindado más de una década de amor.
Esa es la vida que merece tener cualquier peludito, y en recompensa por todo el cariño, estos humanos también hicieron de su partida algo realmente especial.
April se niega a tener mascota en un futuro cercano, pero se aferra al buen recuerdo que dejó su compañerita, y espera estar lista más adelante para poder brindarle la oportunidad a otro perrito y abrirle las puertas de su hogar.
Si existe un cielo perruno seguro Libra le agradece desde allí a sus humanos por todo el cariño, esta emotiva historia no puede menos que dejarnos un nudo en la garganta.