Desde hace muchos años, miles de caballos son obligados a trabajar como animales de carga. En medio de los climas más exigentes, deben caminar durante horas llevando sobre sí un enorme peso. Desde entonces, el ser humano se las ha ingeniado para crear formas de transporte mucho más eficientes y que no involucran tratos injustos a los animales.
El caballo fue rescatado en la ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Por desgracia, esto parece no ser suficiente y todavía hay muchos caballos que son explotados diariamente. Un hombre se encontraba en una carreta que llevaba un agotado caballo. Se trataba de un macho de pelaje marrón pero el pobre estaba tan exhausto que a duras penas podía dar un paso más.
“El dueño de la carreta se asustó al ver la indignación de los vecinos”.
Estaba haciendo muchísimo calor y el asfalto parecía quemar sus patitas a cada instante. De pronto, el animal no pudo más y se desplomó en el suelo. Su dueño, en lugar de alarmarse y tratar de ayudarlo, reaccionó de una manera verdaderamente indignante.
Los vecinos quemaron la carreta para que ningún otro caballo tuviese que pasar por una situación tan dolorosa y denigrante.
Bajó de la la carreta y comenzó a propinarle fuertes heridas. Todo era en vano. El pobre no daba para más y a pesar de todo lo que hizo su dueño no se movió. Una vecina del lugar se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y decidió tomar cartas en el asunto.
“Estaba flaco y con muchas heridas. Comenzaba a sangrar por todos lados”.
Bajó a enfrentar al dueño del caballo y le reclamó por todo el daño que le estaba haciendo. En cuestión de segundos, la comunidad entera se había reunido allí para defender al caballo. Alguien debía darle voz al pobre animal.
“Agradecemos a todos los que se involucraron de manera tan activa e hicieron posible el rescate de Romeo”.
En cuanto el malvado hombre se fue, los vecinos continuaron auxiliando al caballo. Decidieron llamarlo Romeo y le dieron agua de beber. Lo guiaron hasta la sombra donde también podría comer un poco de césped. El dulce animal parecía volver a la vida poco a poco. Con una tierna mirada agradecía a todos sus rescatistas. Los vecinos llamaron a las autoridades y miembros de la Comisaría Altos de Laferre acudieron de inmediato.
“Romeo ya está en el campo haciendo la vida que debe hacer un caballo: Libre”.
Una vez que el caballo se recuperó el equipo de rescate de la Fundación Amora lo llevó consigo. Ahora, los días de explotación de Romeo han quedado atrás. Podrá pasar sus próximos años descansando y recorriendo el campo libremente. Esto es lo que se merecen todos los animales pero la maldad de los humanos no hace más que interponerse en su camino.
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