Perro o gato, gallina o cerdo, vaca u oveja. Los animales no son objetos, todos ellos sienten. Son alguien y, al igual que todos nosotros merecen ser tratados con respeto. Lamentablemente, muchos aún no se han dado cuenta de que se trata de seres con alma, y los hacen sufrir, les causan dolor y estrés.
Sin embargo, por fortuna para ellos y para todos, los gobiernos del mundo están tomando conciencia acerca de sus derechos inalienables a ser felices, libres y a vivir plenamente. La ley británica cambió y, a partir de ahora, en el Reino Unido serán reconocidos como seres sintientes.
Gracias a este golpe de timón legal, se podrán generar y proponer proyectos para detener la exportación de especies vivas, por ejemplo, y protegerlas a través del endurecimiento de las penas de cárcel a quien ose profanar la integridad física o emocional de cualquier especie.
Son grandes noticias, a pesar de que esta ley es local y no universal, tal como debiera. Al menos, es un gran primer paso para visibilizarlos ante la sociedad y dignificarlos como lo que son: los seres más maravillosos del mundo, quienes nos honran con su presencia y compañía.
De esta forma, todo aquel quien se atreva a infringirles algún daño, o quien sea sorprendido y acusado de dejarlos desamparados, será sancionado ejemplarmente, en un intento de las autoridades británicas por frenar los actos de crueldad que se cometen a diario contra los más vulnerables.
Esta nueva luz que nos alumbra el camino de esperanza y confianza en que la raza humana es capaz, por sí misma, de evolucionar para hacer de este planeta un lugar mejor para vivir, derivará en una serie de medidas, tales como la prohibición de su exportación o exhibición como trofeos.
Lo cierto es que, quien incumpla, lo va a lamentar. Todas estas reformas serán presentadas en forma de proyectos de ley amplios, cuyos temas abarcarán, no solo a los animales domésticos más conocidos, como son los perritos y gatitos a quienes queremos tanto.
También se incluye a los animales de granja y en peligro de extinción. De este modo, ahora en Inglaterra, Irlanda, Escocia y País de Gales, la importación de marfil, aletas de tiburón y, probablemente hígado de pato para convertirlo en foie gras será proscrita y duramente castigada.
“Somos una nación de amantes de los animales y fuimos el primer país en aprobar leyes de bienestar animal. Nos comprometeremos a prohibir la exportación de ganado animal para mataderos y engorde, y tener a primates como mascotas”, aseguró George Eustice, secretario de Medio Ambiente del Reino Unido.
Sin embargo, aún quedan un par de detalles por debatir y resolver. Por ejemplo, los animalistas locales han planteado la abolición de las jaulas para gallinas y pollos, también usadas para la gestación de cerdos. Ya veremos cuál será el fallo final.
“Desarrollar este plan requerirá un real entendimiento y compromiso de parte de las autoridades. El respeto por el bienestar animal jugará un rol importante para enfrentar los desafíos medioambientales y de salud pública”, señaló Claire Bass, directora ejecutiva de Humane Society International UK.
Muy buenas nuevas para todos. Muy bien por los británicos. Todos estamos ansiosos por ver que se conviertan en bastión de la dignidad, pero, que su ejemplo trascienda todas las fronteras y se convierta en un virus positivo que nos colme a todos de una mayor conciencia y humanidad.
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