El joven Adam Pascandola nunca olvidará el momento en que vio por primera vez a Camo, un perrito mestizo Maltese, de 4 años de edad. «Era una mopa en una esquina oscura, estaba totalmente solo», contó el director de Casos de Crueldad Animal de la Humane Society de EEUU. El chico era uno de los 55 perros que vivían en una granja/fábrica de carne de perros, en los suburbios de Seúl (Corea del Sur).
Todos los perros que vivían allí estaban en condiciones físicas deplorables, pero el caso de Camo era uno de los peores, según Adam.
«Su pelaje estaba enredado y cubierto en heces, no salía de su sucio corral, y se veía increíblemente aterrado».
Desafortunadamente, estas granjas que crían perros para vender su carne son comunes en Corea del Sur, pero estas instalaciones eran particularmente inusuales, según Wendy Higgins, directora de medios en la Humane Society International (HSI).
«Esta granja era una mezcla entre criadero de perros para vender su carne y un caso de acumulador de perros. El granjero de avanzada edad, que ha hecho esto durante 20 años, tuvo un cambio de opinión y no pudo llevar a los animales al matadero. Tampoco pudo comer más carne de perro». Así que llamó a la HSI para pedirles ayuda y un equipo de rescate llegó a buscar a los perritos para llevarlos a los Estados Unidos.
Cuando Adam fue a recoger a Camo y sacarlo de su jaula, el chico no parecía muy amigable. «Gruñía y estaba muy asustado», contó. Pero había algo en Camo que hizo que Adam se preguntase cómo terminó allí, en ese aterrador lugar.
«Sentí que fue la mascota de alguien en algún momento, no sé explicar por qué, pero me veía como si quisiera confiar en mí. No parecía un completo anti-social, solo parecía confundido de estar allí».
Cuando Adam lo levantó, el chico se calmó. «Se recostó en mis brazos. No intentó morderme y no ladró», dijo. Adam se las arregló para hablar con el granjero, quien confirmó las sospechas y contó que Camo fue la mascota de alguien en algún momento. Esa persona no pudo tenerlo más y lo abandonó… Cuánta crueldad hay en este mundo.
«Muchas veces pasa eso en Corea; cuando alguien ya no puede tener a su mascota, se encuentra con la escasez de refugios que hay en la nación, así que si alguien tiene una granja para criar perros y vender su carne, pues allí los dejan«. Es algo que no tiene sentido, pero lamentablemente ocurre así y hay que denunciarlo cuantas veces sea necesario.
Cuando llegó a los Estados Unidos, Camo y el resto de los perritos fueron directo a un refugio de Pennsylvania llamado ROFF Rescue. A Camo lo recibió una mamá adoptiva muy cariñosa y amante de los perros. «Lo consentía y pudo mandarme algunas fotos. Sabía que tenía algo de desnutrición, pero no se notó hasta que lo afeitó por completo.
«Bajo ese pelaje sucio y enfermo, había puros huesos», contó Adam.
Pero con amor, cuidados y atenciones, Camo recuperó el peso que había perdido y su piel empezó a mejorar. Poco tiempo después, lo adoptaron 😀 «Le va muy bien. Es feliz y se divierte mucho, de verdad se ve que está disfrutando el tiempo perdido», comentó Adam, quien a distancia continúa muy pendiente de los avances de este chiquillo.
A pesar de los lamentables sucesos con los perros en Corea, tenemos esperanzas, ya que hay muchas personas amantes de los animales que no descansarán hasta ver que sus derechos se cumplan. Lo que hizo Adam por Camo es muy noble y ejemplar. Todos podemos ayudar difundiendo la información y denunciando las injusticias ocurridas en lugares como ese.
Comparte esta historia con todos tus amigos y conocidos, aún hay otros chicos como Camo que esperan ser rescatados.