Hay perritos que son como los bebés y cada día pueden sorprendernos con sus travesuras y nuevas costumbres o mañas. Y si de nuevas mañas se trata, este Huski llamado Dieses sí que ha puesto a su familia humana pensativa por el nuevo hobby que parece haber desarrollado.
Diesel es muy consentido por sus dueños que a menudo le llevan alguna golosina o juguete especial para él.
Pero hace un tiempo parece que los cerditos se han convertido en su verdadera afición. Desde que Tim Eberts, padre de Diesel, llevó a casa un colorido cerdo de juguete pues el perrito se enamoró. Ninguno podía sospechar lo feliz que el objeto haría a este Huski.
Por un par de semanas Diesel no quería jugar con más nada, sino con su juguete nuevo ¡tal cual sucede con cualquier niño!
Un día, Tim notó que el cerdito se había roto y le faltaba la cola pero no le extraño debido al uso que le daba Diesel, así que decidió ir a la tienda por uno nuevo. El perrito agradeció el gesto pues ahora tenía dos cerdos para jugar pero algo extraño sucedió: días más tarde el nuevo cerdo también perdería su cola.
Para Tim, Diesel estaba actuando como un niño consentido que no valoraba las cosas. Aún así, decidió darle un nuevo cerdito.
En poco tiempo el mimado can tenía su propia colección de coloridos cerdos que lucirían intactos por no ser por el detalle de la cola. Diesel les arranco la parte trasera a todos los cerdos sin rasgar ninguna otra zona del juguete.
Para el Sr. Eberts y su familia el asunto se convirtió en todo un misterio que parece no tener más explicación que en la mente del Huski.
«Al principio pensé que era para el chirriante, pero descubrimos que los chirriadores aún estaban intactos. Desde entonces, seguimos comprándole más cerdos porque parecía que los amaba. Él jugaría con ellos durante unos dos días, enfocándose en la parte trasera hasta que un día simplemente decidiera arrancarse la cola y sacar todo el relleno», dijo Tim Eberts.
Quizás sacarles el relleno a los cerdos se haya convertido en la actividad más divertida para este perrito, quien termina por sentirse orgulloso una vez a terminado la tarea.
«Una vez que se termina el acto de comerse el botín y les arranca el relleno, ya no está interesado en los cerdos. Él nunca actúa como culpable», dijo Eberts.
Aunque Diesel haya resultado así de travieso y destructor, su familia está encantada de complacerlo en su nueva afición y el chico ya tiene su propia colección de cerditos en diferentes colores pero ¡claro está! los juguetes se asimilan en un rasgo particular: no tienen cola.
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