Una Pit Bull embarazada y extraviada vagaba por las calles de York, Carolina del Sur, sola en un frío día de invierno.
Los oficiales de control de animales la recogieron, pero en lugar de llevarla a un refugio, contactaron a un voluntario local para ver si la recibía en un hogar temporal.
La dulce Daya no pudo tener a sus perritos
Era mejor que esta futura mamá diera a luz en un lugar cómodo y tranquilo, en vez de estar en una jaula fría y llena de miedo.
Un voluntario de Halfway There Rescue se hizo cargo de la mamá, a la que llamaron Daya. Lamentablemente, la mascota perdió a sus bebés en el útero y además de eso, tuvo una infección grave que requirió cirugía.
Raisin y ella se hicieron inseparables
Por fortuna, todo salió bien y se fue a vivir a un hogar de crianza donde podía recuperarse. Daya estaba a salvo, pero faltaba una cosa importante: sus bebés. Se dieron cuenta de que Daya tomaba calcetines y juguetes y los usaba como sus bebés, posiblemente para calmar el vacío de su pérdida.
Sin embargo, los cuidadores de Daya sabían que lo único llenaría el vacío sería un cachorro real. Entonces Raisin llegó. Era un cachorrito rescatado por Halfway There en medio de la calle. Había perdido un ojo, estaba desnutrido y débil y necesitaba con urgencia del calor de una madre.
Pronto ambos sanaron y el cachorro comenzó a hacerse independiente
El personal de rescate vio esto como la oportunidad perfecta para darle a Daya lo que ella deseaba: un cachorrito que amar y criar.
Daya y Raisin se unieron de inmediato. Daya era la madre que Raisin nunca tuvo, y Raisin era el bebé que Daya había anhelado. Se acurrucaron y se ayudaron mutuamente a sanar.
Raisin junto a Charlie, su nuevo amigo
Los dos se fueron a vivir a otro hogar de acogida donde se recuperaron del todo. A medida que el cachorro creció, comenzaron a separarse. Probablemente porque Raisin ahora tenía la edad suficiente para encontrar su propio camino.
Poco después, Raisin encontró un hogar en el que tiene a un hermano mayor llamado Charlie con quien se lleva muy bien. Sus padres adoptivos le dan todo el crédito a Daya, por haberle enseñado a convivir con otros perros.
Daya se fue a vivir a su hogar de acogida original y ahora tiene un hermano perrito que sufre de ansiedad, pero hace todo lo posible para ayudarlo a calmar sus nervios. Los dos son grandes amigos.
Daya ahora cuida de este nuevo amigo, el cual sufre de ansiedad
Daya y Raisin se ayudaron mutuamente a llegar a donde están hoy, así que es inimaginable lo que habría ocurrido a cada uno de no haberse encontrado. Esta historia de amor, amistad y salvación merece ser compartida, ¿no lo crees?