Para la familia de Aly Grubbs, los animales y en especial los gatos son muy importantes, ella se llama a sí misma como amante de los gatos, por lo que a lo largo de su vida ha intentado ayudar a gatitos de todas las formas que ha podido.
En octubre del año pasado la familia Grubbs estaba trabajando en su jardín como cualquier otro día, solo que este día en especial hacía bastante frío, pero además de esto parecía ser un día completamente normal, no muy diferente a cualquier otro en el que trabajaran juntos en el jardín.
La familia se encontraba soplando y moviendo hojas cuando repentinamente vieron algo moverse entre ellas, era algo que parecía peludo y de color blanco, por lo que detuvieron la sopladora de hojas para revisar de qué se trataba.
Cuando se acercaron un poco pudieron notar que no era nada más ni nada menos que una pequeña y temblorosa gatita, la minina se encontraba bastante asustada, tenía frío y además de que era tan pero tan pequeñita, se notaba que necesitaría cuidados especiales para poder sobrevivir.
Los Grubbs sabían qué tenían que hacer, ellos no podían dejar a la gatita así como así, por lo que se pusieron en contacto con Aly para ayudarlos con esa diminuta gatita; ella no pudo decir que no al verla, tenía que ayudar.
Y es que quién se podría resistir a esa hermosa gatita. “Inmediatamente nos enamoramos de ella. Era blanca, con orejas y cola gris oscuro, y un pequeño dedo gris”, cuenta Aly Grubbs.
Aly llevó a la pequeña con ella, la gatita tenía pulgas, por lo que le dieron un reconfortante y necesario baño para sacarle cada una de las pulgas, posteriormente se le envolvió en una toalla calientita.
Cuando la gatita estaba en la toalla, Aly tomó a la gata en brazos y la puso contra ella en lo que fue el abrazo más tierno y cómodo del mundo, la pequeña gata apoyó su cabeza contra Aly y entonces sus motores empezaron a funcionar.
Solo bastó ese abrazo para que la gata empezara a ronronear y a comportarse como un gatito feliz, después de descubrir la importancia de un abrazo la gatita se negaba a soltarlo.
La llamaron Cinders (Cenizas) debido al color de su pelaje, la pequeña gata es blanca, pero en la parte posterior de su cuerpo tiene un color muy parecido a la ceniza, lo que de inmediato les recordó a Cenicienta, por lo que ellos no dudaron en llamarla como la princesa Cinders.
La vida de Cinders cambió radicalmente, ya está creciendo y se muestra muy feliz, siempre está jugando y haciendo nuevos amigos, y eso se puede comprobar por su ronroneo.
Es reconfortante saber que con un poco de nuestro tiempo y amor podemos ayudar tanto a otro ser, muchas veces esto es lo más importante para que puedan crecer felices y sanos.
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