Un ancianito desahuciado deseaba despedirse de todos sus seres amados, y su familia sabía lo importante que era para él su perrito y cuánto le gustaría verlo por última vez.
Lo que hicieron los suyos para darle esa última alegría, en un hospital de los Estados Unidos, sacará lágrimas de tus ojos.
Solo querían pasar los últimos minutos siendo mejores amigos como siempre
Cuando David King, un abuelo que vive en Missouri, fue diagnosticado con cáncer, su familia se sintió devastada, lucharon a su lado contra la ominosa enfermedad. Pero a finales del 2017 los médicos les notificaron que las cosas no estaban bien y le quedaba poco tiempo de vida.
King amaba mucho a su familia, quería tener la oportunidad de verlos y todos cumplieron su deseo, pero faltaba su amado perro Lil Fee. La esposa quería complacerlo, pero el hospital era estricto con el cumplimiento de su política de no aceptar mascotas.
Durante la semana que permaneció en el hospital la mujer hacía todo lo que podía para reconfortarlo. Colocaba cerca de él fotos que llevaba de su perrito, para que cuando levantara su cansada mirada pudiera verlo y alegrarse un poco la vida.
«Mi abuelo pasó aproximadamente una semana en el hospital, y mi abuela trajo fotos del perro para colgar», contó Ellie Miguel, la nieta de King.
Pero no era lo mismo, necesitaba verlo directamente a los ojos y tocarlo de ser posible. Entonces, la mujer habló con algunas de las enfermeras que lo atendían y que habían sido muy amables y cariñosas con el anciano, y sin dudarlo aceptaron romper las reglas.
«Mi abuelo está perdiendo su batalla contra el cáncer, por lo que las enfermeras ayudaron a mi abuela a llevar a su perro al hospital para despedirse», agregó Ellie.
Las compasivas enfermeras dieron a la esposa las indicaciones de cómo debían hacer para que el perrito entrara a la habitación sin que nadie lo viera. Una de las tías siguió atentamente lo establecido, solo querían darle esa gran alegría a King.
“Las enfermeras siempre escucharon a mi abuela hablar de Lil Fee. Entonces la alentaron y la ayudaron a meter al perro. Hicieron que mi tía cargara al perro en una bolsa muy grande”, puntualizó la nieta.
El enfermo se emocionó cuando vio al peludo con quien tantos instantes de felicidad compartió, movió su mano por primera vez durante ese día. Todos incluyendo a las enfermeras estaban conmovidos, pudo acurrucar muy cerca de él al amigo fiel que lo lamía.
Ya el anciano podía irse en paz y volar alto. Su familia, aunque triste y dolida por lo que estaban viviendo, se sentía por lo menos conforme al saber que se había cumplido su más ansiado deseo. Al día siguiente King tomó su último aliento y descansó.
Nunca se olvidarán
King vive en el recuerdo de los seres que lo aman, y sin duda alguna en el corazón perruno de Lil Fee jamás dejará de existir. No te vayas sin compartir esta hermosa historia con todos tus amigos.