Los animales son seres extraordinarios, que no se cansan de impresionarnos. El amor, la entrega y la amistad que de ellos emana no es solo exclusiva para nosotros los humanos, sino que se derrama en otros animales como ellos, o quizás, como en nuestra siguiente historia, en los de diferente especie.
Nuestro relato se desarrolla en Roma, la capital de Italia, donde el pacto de amor y amistad celebrado entre un perro y un gato ha dado mucho de qué hablar en la ciudad.
Y es que, contrario a ese viejo mito absurdo que cree que estas dos especies son antagónicas por naturaleza, este par se volvió inseparable desde que se conocieran en el Parque de la Celulosa donde, lamentablemente, fueron presa del rechazo de sus antiguos cuidadores y dejados por su cuenta.
El perrito, de color blanco y beige y su mejor amigo felino, blanco como la nieve, fueron avistados por la Liga Nacional para la Defensa del Perro. Hoy en día, la organización prodefensa de los derechos de las mascotas, se ha erigido en una campaña para lograr que ambos sean adoptados en conjunto.
“Una historia de amistad y amor entre un perro y un gato en la capital. Esperamos que alguien pueda adoptarlos juntos. Son inseparables”, escribió un portavoz de la organización italiana que los rescató.
Donde quiera que iba el perro, allí estaba el gato acompañándolo, a sol y a sombra. El perro lo retribuía protegiéndole de otros gatos quienes, a veces, trataban de amilanarlo o ahuyentarlo.
“Cuando otros gatos locales intentaban ahuyentar al gatito, el perro se interponía para defenderlo”, agregaron.
Por su parte, los asiduos visitantes del parque donde fueron hallados estos dos amiguitos, al percatarse de su presencia, comenzaron a dejarles platos con comida, de modo que el perro y el gato volvían cada día al parque para alimentarse.
Pasado el tiempo, el mismo grupo de colaboradores espontáneos decidió entrar en contacto con Emanuele Faloni, un voluntario de otra organización de animales, para que intentara recuperar al perro y al gato sin hogar.
Faloni accedió gustoso a ayudar y, para lograr su objetivo, construyó una pequeña jaula especial en la que puso un poco de comida con la intención de que ambos se acercaran y poder atraparlos sin traumas.
Pero, además de la jaula, Emanuele edificó una casita para darles cobijo. Si bien, al principio los animalitos se mostraron un tanto desconfiados, ya que no aparecieron en varios días por la zona, la ayuda de los residentes fue fundamental para que el perro y el gato regresaran.
El perro fue el primero en caer en la trampa y el gato, al ver que su inseparable amigo estaba enjaulado, se acercó para ver si estaba bien y, por las dudas, se introdujo con él para no dejarlo solo.
Fueron trasladados al veterinario, recuperados, y lo único que falta es una familia amorosa que los adopte y vele por su bienestar y su felicidad. Curiosamente, y para cerrar esta hermosa historia de amistad y empatía mutuas, su rescate se concretó el pasado 14 de febrero, precisamente, en el Día del Amor y la Amistad.
Comparte esta historia con tus mejores amigos para siempre. Definitivamente, la amistad tan verdadera demostrada por estos dos personajes peludos, es como una roca sólida imposible de romper.