Para muchas personas encontrarse algo es sinónimo de suerte, algunas cosas pueden ser valiosas, otras, son más simbólicas causando gran emoción y apego. Susan Hickman es una mujer que por casualidad o destino se encontró un pequeño huevo de ave agrietado en el jardín de su casa.
Un cascarón deteriorado con una sorpresa dentro.
Un encuentro de este tipo puede llevar actuar a las personas instintivamente, pensando en desechar el objeto, pero Susan lo recogió y se dio cuenta que dentro de la deteriorada cáscara había un pequeño ser con vida.
Un pequeño pajarito intentando sobrevivir entre cáscaras partidas.
La mujer sorprendida y emocionada decide llevar al frágil huevito a lo rehabilitadores de aves, en la clínica le dijeron que el pajarito estaba muy pequeño y que probablemente moriría. Pero algo en Susan le decía que el pajarito lo lograría y decidió quedárselo.
Susan llamó al pajarito Klinger.
Las primeras semanas fueron muy difíciles, la mujer tuvo que alimentar a su pequeña mascota cada 20 0 30 minutos. Un proceso largo y agotador que ameritaba dedicación exclusiva. Para Susan el ave había llegado a ella para enseñarle algo, perseverar y luchar por la vida a pesar lo difícil que se puede mostrar el panorama.
Se trataba de un pequeño Estornino.
En principio Susan solo pensaba criar al pajarito hasta que el pudiera valerse por sí mismo y luego liberarlo pero descubrió que eso no sería posible.
“Klinger se crió como un ave única desde el día en que nació”.
El pajarito necesitaba de un cuidador para poder emprender el vuelo, las aves tienen un proceso de aprendizaje especial que ocurre en sus primeros días después de su nacimiento. En este proceso el ave se identifica su especie y descubre su esencia.
La ausencia de su madre dificultaba el aprendizaje.
Klinger al criarse solo en cierta forma se sentía limitada. Susan pensaba que esto afectaría al ave y que no sobreviviría sola en la naturaleza. Por suerte, ella vive en un condado donde los estorninos se pueden mantener como mascotas.
Klinger tiene un hogar fijo y una madre adoptiva que lo consciente.
El proceso de recuperación de la encantadora ave fue todo un reto, Susan le dio la oportunidad de vivir a pesar del triste pronóstico. Klinger sacó su fuerza interior y demostró que todo es posible si se tiene la ayuda de personas maravillosas.
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