Los ciervos son animales nobles, pero realmente no disfrutan mucho de la compañía de los humanos. Ellos suelen huir a penas los ven, se esconden y es casi imposible que se dejen tocar, es fácil entender su temor si son uno de los animales más buscados por los cazadores. Bien sea como deporte o para comer, los ciervos siempre son un blanco codiciado. Pero como siempre, existen excepciones que nos llenan de imágenes e historias maravillosas.
Como la historia de Aladino Montes, un hombre de la Sierra de Peñamayor, en Asturias, España.
Aladino cazó ciervos durante toda su vida, fue una práctica que le enseñó su padre, aunque siempre le gustaron los animales, por eso nunca lo hizo con fines deportivos, pero sí lo hizo muchas veces para comer.
Hasta que un día conduciendo vio una familia de vacas seguidas por un pequeño ciervo, eso no era común y se acercó.
Resultó ser una pequeña cierva que tenía una pata herida y no pudo evitar ayudarla. La llevó en su jeep hasta su casa, donde la curó y cuidó hasta que su salud estuvo completamente recuperada. Pero la pequeña cierva, a quien llamó “Bambi” -¡cómo no!, por su parecido al personaje de Disney, no quería irse.
Ella se mantuvo en los alrededores de su casa, que queda a 1.140 msnm, ofreciendo una vista hermosa de Asturias y él no tuvo corazón para ahuyentarla.
En la casa de Aladino funciona un bar llamado Les Praeres, que atrae a turistas por la vista, pero en los últimos 10 años el atractivo principal ha sido Bambi, quien se convirtió en una adulta completamente amistosa y se pasea entre la gente. Incluso se le puede llegar a ver acercarse a la barra para buscar a su gran amigo.
“Ella ya es como una hija, gracias a ella nunca más mataría un animal, sin importar cuánto me paguen, no me llevaría otra vida”, aseguró Aladino.
Muchas personas se acercan a conocerlos y quedaronn conmovidos con su historia, de hecho Aladino aún deja ver sus ojos inundados de lágrimas cuando recuerda cómo se hizo amigo de Bambi y cómo mató a otros animales antes de que ella llegara a su vida.
Ahora Bambi se siente tan a gusto que incluso otros ciervos se acercan a hacer algunas visitas eventualmente sintiéndose seguros.
Y no solo ciervos, Aladino también rescató a un zorro que lo visita frecuentemente y come carne de su mano.
Hoy en día los animales son la vida de Aladino y personas de todos los rincones de España se acercan a verlos. El solo hecho de verlos caminar juntos por las montañas llena de paz y felicidad a los turistas y amantes de los animales.
Aladino es la prueba de que las personas pueden cambiar con el tiempo.
Esperamos que Bambi y Aladino pasen muchos más días felices y que las personas que se acerquen a conocerlos se inspiren con su historia y sigan su ejemplo. Rescatar a un animal salvaje y domesticarlo no es una tarea fácil y tampoco es una tarea para todos, pero respetándolos y cuidando su entorno, puedes hacer mucho por ellos.
Comparte esta hermosa historia para que más personas conozcan a este hombre que pudo cambiar su estilo de vida por amor a los animales.